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Inundaciones: cómo mitigar el impacto de más de 500 milímetros en apenas dos semanas

En varias regiones del país, sobre todo en el norte de Santa Fe y oeste de Corrientes, las abundantes precipitaciones han generado graves problemas por inundaciones. Desde el INTA brindan recomendaciones para reducir sus efectos.

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Por Infocampo

Tras un año en que la sequía copó todas las conversaciones en los bares del interior agrícola, hoy en algunas zonas, como el NEA, el clima dio un giro de 180 grados de la mano de El Niño y lo que preocupan son las inundaciones.

Por ejemplo, con 511 milímetros registrados solo en lo que va de 2024, enero se posiciona como el más lluvioso registrado en la historia del INTA Reconquista en la provincia de Santa Fe.

Además, en Corrientes, hay zonas donde las precipitaciones superaron los 450 milímetros en pocas horas y los campos estarán anegados por varios días. Además, se esperan más lluvias en el corto plazo.

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Este mapa duro, pero real, llevó a un grupo de especialista del INTA a analizar la situación y brindar recomendaciones para reducir el impacto en trigo, girasol, soja, algodón y ganadería; algunos de los cultivos y actividades que se verán afectados por el fenómeno.

EL EFECTO DE LAS INUNDACIONES EN EL NEA

“La variabilidad de situaciones en la región, influenciada por la distribución de las precipitaciones y las diferencias topográficas, destaca la gravedad en terrenos planos con drenaje insuficiente”, señaló Miqueas Sandoval -integrante del equipo de manejo de cultivos del INTA Reconquista.

El investigador, señaló que la situación se agrava en aquellos terrenos planos que reciben agua de lluvias de zonas más altas. “El estado de desarrollo de los cultivos al momento de los eventos de anegamiento determinará la factibilidad de sobrevivencia o no de los que están implantados”, mencionó.

En el caso del girasol, los rendimientos se vieron afectados por intensas lluvias en noviembre y diciembre, que impactaron en la fecundación de las flores y el llenado de granos, lo que disminuye el número, el peso y el contenido de aceite.

“A pesar de que los rendimientos se sitúan por debajo de la media histórica, la cosecha avanza con más del 85 % de la superficie completada”, indicó Sandoval.

OTRAS ACTIVIDADES AFECTADAS

Las condiciones climáticas también impactaron en la siembra de algodón, lo que redujo la superficie sembrada en un 45%. La siembra de soja, por su parte, enfrenta atrasos significativos, con menos del 30% de avance.

Según los profesionales, la actividad ganadera también fue afectada en distintas regiones. “La situación de la ganadería es compleja y afecta a todo el centro – norte de Santa Fe con situaciones muy dispares”, dicen los informantes, a lo que se les agrega el corazón oeste de Corrientes, mediante una situación similar.

“Muchos productores se vieron obligados al traslado de animales desde las islas, a la compra adicional de alimentos, a hacer ventas anticipadas o extraordinarias de animales y, por otro lado, incrementó las mortandades por encima de lo normal”, manifestó Gabriel Lacelli, especialista en economía del INTA Reconquista.

QUÉ HACER CON LA HACIENDA

En cuanto a las recomendaciones, Lacelli puso el foco hacer un ordenamiento de las categorías y una priorización de las categorías productivas, vacas y vaquillonas. “Esas son las categorías para conservar, para preservar, a tratar de darle un tratamiento especial y, obviamente, los toros”, expresó.

Por su parte, agregó que las bocas para alimentar son las que hay que mantener en buen estado reproductivo porque son las máquinas que van a producir terneros y terneras.

Después, ante la aparición de problemas sanitarios, debido al hacinamiento, al estrés por traslados, al amontonamiento, “hay que extremar cuidados y hacer más repasos de control para tomar medidas a tiempo y evitar las consecuencias negativas de las enfermedades”, destacó Marcela Menicelli, especialista en ganadería del INTA.

Con más tiempo, saliendo un poco de la urgencia, hay que prever la programación de reservas forrajeras que permitan pasar el próximo invierno, pero también la construcción de infraestructuras para la cosecha de agua en momentos de excedentes que permitan acumular para períodos de escasez.

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“Es muy importante la previsión en el armado de reservas forrajeras y de reservas y acumulación de infraestructura para lo que es cosecha de agua”, señaló Lacelli.

En ese marco, dijo que en las grandes zonas donde no hay buena agua subterránea, y se depende de cosechar agua superficial, “es necesario hacer obras para captarla”.

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RECORRER LOS CULTIVOS

Por otra parte, en relación a la agricultura, el grupo de profesionales explicó que es fundamental el monitoreo de plagas, especialmente el picudo del algodonero ni bien se pueda ingresar al lote.

Además, recomiendan monitoreo de índices crecimiento y porcentajes de retención de estructuras para evaluar la aplicación de reguladores de crecimiento; evaluar la aplicación de fertilizante nitrogenado para tratar de paliar el efecto del estrés por anegamiento una vez que los suelos vuelvan a condiciones hídricas normales y evaluar la viabilidad económica de aplicar productos hormonales que puedan acelerar el proceso de recuperación del cultivo.

Con relación a la soja, experiencias de más de 10 años indican que la fecha de siembra óptima se encuentra entre el 15 de noviembre y el 15 de enero, con mayor rendimiento en los grupos de madurez VII y VIII.


“Considerando esto, se sugiere siembras o resiembras a fines de enero o principios de febrero, siempre y cuando las condiciones ambientales lo permitan”, aseguran los investigadores.

En cuanto a la disponibilidad de nutrientes post-anegamiento, “se recomienda evaluar la disponibilidad de fósforo y nitrógeno”, advirtió Ana Brach -del INTA Reconquista- quien explicó que, para el fósforo, cuya movilidad es baja, se sugiere coincidir líneas fertilizadas previamente con nuevas y reforzar la fertilización.

Por otro lado, “para el nitrógeno, con alta movilidad, se aconseja complementar la fertilización de las gramíneas y en el caso de la soja, un adecuado tratamiento de semillas con inoculantes biológicos y fungicidas”, concluyó Brach.