La caída de los precios de los commodities, las trabas a las exportaciones de maíz y trigo, más el estancamiento cambiario con inflación en pesos, ha llevado a que los márgenes sean cada vez más bajos para el negocio agrícola.
Infocampo consultó a Santiago Rodríguez Grastorf, asesor del Crea Teodelina, quien trabaja en el sur de la provincia de Santa Fe, y aseveró que “la sensación es que tuvimos una supercosecha con rindes excepcionales, que nos llena de orgullo como productores de granos por el rinde obtenido y que fue la consecuencia de que se hicieron grandes inversiones en insumos, se realizó un muy buen manejo de los lotes, y que ayudó mucho el muy buen año climático, dando el resultado esperado, pero que no es una casualidad”.
En este sentido, Rodríguez resaltó que “se hizo un aporte económico importante, una inversión acorde a los rendimientos buscados, y el clima acompañó, así que estamos muy contentos, pero al momento de analizar los márgenes logrados, son muy magros y nos cambia radicalmente la ecuación, tanto es así que en maíz, habiendo logrado en varios lotes rindes de 140 qq/ha y pagando 15 o 16 qq de alquiler no se ganó dinero. Desde que empezamos a planificar la campaña anterior los precios de todos los cereales han ido en detrimento, y eso es muy difícil de repuntar con rendimientos”.
Por caso, el asesor explicó que “la campaña pasada tuvo rindes excepcionales, pero en márgenes muy pobres, y estamos ante una campaña con una incertidumbre mayor aún y un escenario de precios muy bajos. Si bien ahora tenemos una mínima ayuda debido a que el clima en Estados Unidos, y por suerte para nosotros, tiene exceso hídrico y eso está haciendo repuntar un poco los precios internacionales; pero en definitiva, lo que realmente afecta el negocio agrícola no es tanto el precio del cereal a nivel internacional, sino las políticas locales tan erróneas”.
A la hora de comentar sobre la producción de soja de la nueva campaña, Rodríguez Grastorf subrayó que “tenés que sacar 25 qq/ha en un campo propio para pagar todos los gastos directos del cultivo de soja, pero si le sumás los gastos de estructura normales que tiene un establecimiento típico de la zona (impuestos, mantenimiento de mejoras, empleados, movilidad, teléfono, gastos de administración, etc. etc.), el rinde neto de indiferencia se va a 32-33 qq/ha”.
Con respecto al gasto de estructura, Rodríguez Grastorf señaló que “ahora la estructura de un campo pesa mucho en los márgenes netos y son alrededor de 150 dólares por hectárea, entonces ahí tenés 7 qq más, que no son pocos con estos márgenes”.
“En la siembra, son 450 pesos, en la cosecha son desde 700 hasta 900, según rindes; de insumos solamente tenés 1.485 $/ ha considerando apenas una mínima fertilización, y a estos valores falta sumarle los gastos de comercialización que van desde el 17-18% o más del valor de la producción, son números muy grandes y el problema es que la soja vale acá 1.900 o 2.000 pesos/ tonelada, muy lejos de los valores que tuvimos un año atrás, que rondaron los 2.400 $/t”, indicó Rodríguez.
Además, el asesor Crea expresó que “el problema es que los gastos aumentan al ritmo de la inflación, pero el cereal todo lo contrario, bajó su precio en dólares y el tipo de cambio se estancó, y si a eso le sumás un alquiler que con una baja importante quede entre 10- 12 qq/ha, tenés que alcanzar un rinde por arriba de 40 qq/ha para salir hecho”.
Por último, Rodríguez señaló que “el maíz corre por el mismo camino y no se puede hacer con estos números, hay que sacar más de 100 qq/ha en campo propio para salir hecho”, finalizó.
Por Alejandro Besana, Semanario Infocampo
