Por Alejandro Besana
La agricultura ha ido cambiando y los costos de producción han tenido un aumento. Aplicar tecnología y bajar los costos parece ser algo inviable. Sin embargo, al sur de Santiago del Estero, Juan Carlos Leiva lleva adelante un proceso desde hace tres años, y realiza agricultura por ambientes en el establecimiento “La Vanguardia”, donde la actividad que realizan es mixta.
Por un lado tiene un tambo, agricultura, y ganadería de carne, y brinda servicios a terceros, como siembra y pulverización. El establecimiento cuenta con una superficie de 423 hectáreas propias y arrendadas, y trabajan a porcentaje alrededor de 1.200 hectáreas más.
Con respecto a la rotación que realiza, Leiva resaltó que “trabajamos bastante con rotaciones en agricultura, actualmente es soja/maíz/trigo, este último cuando nos permiten las condiciones climáticas. El promedio de lluvias a lo largo de los años está entre 800 y 900 mm anuales, pero muy concentrado en el verano. Tenemos temperaturas altas en verano que llegan a superar los 42 grados”.
El manejo
“Al principio, con esta tecnología hicimos ensayos en los cuales fuimos creando ambientes en el establecimiento, y solamente haciéndolo y dosificando de manera variable de acuerdo al ambiente nos dio buenos resultados, porque logramos estabilizar mucho mejor la producción, y a su vez bajamos nuestros costos de semilla”, señala Leiva a Infocampo.
Por caso, sobre cómo han bajado los costos de producción y cómo estabilizar la producción señaló que “los resultados y el primer impacto que tenemos es que de acuerdo al híbrido que utilicemos en maíz tenés una reducción de tu costo por hectárea; de acuerdo a la bolsa de maíz que compremos tenés una reducción entre 30 y 40 dólares por hectárea de costo de semilla”.
Además, el productor comentó que “sirvió también para estabilizar mucho mejor la producción, al no sembrar, por ejemplo, en un ambiente bajo, 65.000 plantas por hectárea, reduciéndolo a 30.000 plantas por hectárea, estás equiparando el rendimiento, y se acercan mucho más los rindes de los bajos a los altos ambientes”.
Hoy por hoy, las malezas también generan un fuerte de dolor de cabeza a la hora de analizar los costos de producción. Ante esto, Leiva remarcó que “además, casualmente ahora estamos probando, haciendo un ensayo, donde nos han facilitado una maquinaria para hacer aplicación por índice verde (NDVI) y hemos hecho para controlar malezas con Weedseeker. El impacto del consumo de herbicidas es muy grande, pero varía muchísimo, depende del lote y de acuerdo a la maleza que tengas. A primera vista, se baja muchísimo el costo”.
Con respecto a la implementación de maquinaria que tuvo que hacer para poder aplicar la agricultura de precisión explicó que “el primer año fue a manera de ensayo, en maíz, que lo dividimos por ambientes, y después ya compramos el equipamiento, un tractor con piloto, dosificación variable y corte por sección en la maquinaria, ahí ya hicimos todo lo que es agricultura, lo hemos hecho por ambiente tanto para soja como maíz, también hemos hecho por ambientes el maíz para silo que va destinado al tambo”.
Sobre el cambio del planteo que ha ido realizando en su manejo, el productor resaltó que “en está última campaña, en una superficie de 618 hectáreas de soja que realicé sembré 48.500 de semillas por hectárea contra 70.000, y en el maíz, sobre un total de 570 hectáreas, sembré unas 45.500 plantas, cuando antes sembraba 65.000, bajando la densidad en ambos cultivos”.
Sobre los rendimientos que consiguió en la presente campaña, el productor remarcó que “en soja logré un rinde promedio de 3.250 kilos, y en maíz, el año anterior hice un promedio de 7.200 kilos, que ya había hecho dosificación variable el año anterior”. Y continuó: “Esos resultados son buenos para la zona. En soja ha habido casos puntuales, pero el promedio de la zona está bien, y en los maíces, por ahí hay algunos campos que superan esos rendimientos, pero en promedio y cantidad de superficie que es muy importante, es un buen rinde”.
Y continuó: “Lo que he logrado y he visto, que con cosechadoras con monitores de rendimiento, los lotes al tener distintos ambientes, estabilizamos mucho más los rendimientos; por ejemplo, una soja en un lote de 82 hectáreas que antes era normal encontrar una diferencia de hasta 1.200 kilos de acuerdo al ambiente, ahora está más estabilizado”.
“En trigo no hemos cambiado la densidad de plantas, porque la máquina que tengo equipada para dosificación variable es para granos gruesos, la de siembra de granos finos no la tengo equipada”, remarcó Leiva.
El problema de las malezas
Las malezas son un problema que está creciendo, y Leiva en su campo tiene dos principalmente que lo están afectando.
Trichloris y gomphrena son las principales que hacen daño en la zona. Ante esto, el productor resaltó que “son bastante complicadas y no es fácil de resolver, pero con rotaciones, y a veces roturando algunos lotes, lo vamos resolviendo”.
Por caso, el productor explicó que “cuando tenemos el trichloris, que es muy díficil de sacarlo con glifosato, lo combinamos con algún otro producto directamente específico, para sacarlo, de esa manera estamos controlándolo, pero es complicado, y si no vamos a alguna roturación para arrancar de vuelta en los lotes”.
Además, Leiva resaltó que “la gomphrena también es muy complicada; cuando ya la tenemos, a veces utilizamos Spider, o algún otro producto, pero no es fácil”.
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