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Producción a la canasta en el sudeste

Bajo una modalidad de siembras asociativas, una empresa de Tandil trabaja unas 27 mil hectáreas junto a 70 productores y contratistas y 60 inversores. Cada uno pone lo que tiene.

Bajo una modalidad de siembras asociativas, una empresa de Tandil trabaja unas 27 mil hectáreas junto a 70 productores y contratistas y 60 inversores. Cada uno pone lo que tiene.
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Por Infocampo

Bajar costos y disminuir riesgos es el sueño de cualquier empresario agropecuario. Más aún si se trata de un productor pequeño al que errar un negocio le puede significar casi la quiebra. Tomando estas dos realidades, un grupo de hombres del sudeste bonaerense aplicaron el ingenio comercial para abrir el juego.

El emprendimiento se denomina Siembras Asociadas y pertenece al grupo tandilense Ceres Tolvas. Consiste en la ejecución y gestión de siembras a gran escala, produciendo cultivos como trigo, maíz, girasol y soja, a los que le han incorporado también la ganadería. Del negocio participan no sólo productores, sino también contratistas, proveedores de servicios e incluso inversores que sin estar vinculados al sector apuestan a tomar las ganancias que éste ofrece.

Para el contador general del grupo, este tipo de negocios marcan una tendencia a futuro. “El productor chico tiende a desaparecer y los requerimientos del negocio, de tecnología y eficiencia, llevan a buscar estas combinaciones para producir con riesgos compartidos”, señaló Patricio López Madina, e indicó que “el productor tiene que dejar de ser productor para pasar a ser empresario agropecuario”.

Algunos aportan el lote, otros la maquinaria, y la firma agrega los insumos necesarios y todo aquello que concrete la unidad productiva. La producción obtenida se reparte proporcionalmente. Lógicamente, “cuanto más se siembre menos riesgo de pérdidas habrá”, señala López Madina y agrega que, en todos los casos, un equipo de profesionales trabaja en la elaboración de estudios de factibilidad y evolución de los cultivos para cada una de las siembras. También cuentan con una mesa de negocios que evalúa el desarrollo de cada proyecto.

El 75 % de la superficie es destinada a los cultivos de trigo y soja. Aunque la mayoría de los contratos de alquiler se realiza a dos años, “el gran porcentaje de renovación de los acuerdos hace viable para el negocio el correcto aporte de nutrientes al suelo”, sostiene Madina.

Milva Beloso |

Especial para Infocampo

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