Fangio comunicó que dentro del centro regional existen cinco estaciones experimentales que participan del proyecto.
Frente a la necesidad de créditos y recursos en el sector agropecuario argentino, el especialista señaló que la región se propuso reforzar la vinculación entre los ámbitos público y privado, intentando encontrar una forma de financiamiento “más suave o de mayor interés para el productor”.
“Con todos los años de experiencia que tenemos en la institución, sabemos que el productor siempre tuvo dificultades para acercarse a los préstamos comunes de los bancos”, señaló.
De esta manera, Fangio explicó que desde el INTA, comenzaron a estudiar un tipo de financiamiento que se estaba utilizando en otros sectores de la economía “donde el productor lo único que tenía que hacer era producir bien, con calidad y el préstamo lo iría devolviendo con la propia producción”.
A partir de la investigación realizada materializaron, en conjunto con el Bapro, el programa de fideicomiso ganadero. El funcionamiento de este programa consiste en un grupo de inversores que suministran los recursos para comprar la hacienda. Ese dinero se le otorga al productor en función a la cantidad que requiere y, cada año, éste devuelve una parte en terneros.
De esta manera, al cabo de diez años, el productor puede capitalizar sus vientres, “prácticamente sin riesgos porque el productor sabe producir y lo que devuelve son terneros, lo que facilita bastante la cosa”.
Con respecto a la tasa de interés que posee este programa, Fangio consideró que “es una tasa normal” cercana al 9% lo que “en los términos de los préstamos que se están dando hoy en día es relativamente baja”.
El especialista consideró que se trata de un programa “accesible”, con la ventaja de que el explotador sabe que si produce podrá devolver ese préstamo.
Verónica Scornik
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