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Una fábrica argentina de bioenergías creó una tecnología única en el mundo y busca exportarla a EE.UU.

En la producción de bioetanol, se obtiene vinaza: Bio 4 fue la primera en aplicarla para producir biogás y ahora tiene la oportunidad de vender esa innovación a nivel global.

Favio Re
Por Favio
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“En 2007, la empresa hizo el primer viaje a Estados Unidos para comprar tecnología. Este año volvimos, pero para venderla”.

Así fue la frase que formuló durante el Congreso Maizar Manuel Ron, uno de los productores que están a la cabeza de Bio 4 y Bioeléctrica, dos empresas que forman parte de un grupo que, desde Río Cuarto, es un ejemplo de economía circular: producen bioetanol y biogás, a través de la transformación del maíz y de desechos como estiércol de feedlots, aceite usado, sueros industriales y vinaza.

Precisamente, este último sustrato es el que les ha permitido soñar con la posibilidad de ser exportadores de tecnología: para producir energía eléctrica el Grupo Bio 4 utiliza en el digestor del biogás a la vinaza como principal insumo, algo que no tiene antecedentes a nivel mundial.

Durante una jornada realizada por el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna (IPCVA) en el feedlot Bio 5, también propiedad de Bio 4, Ron explicó a Infocampo cómo lograron generar esta innovación y por qué en Estados Unidos están muy interesados en incorporarla.

UNA BARRERA COMO OPORTUNIDAD

Todo nació cuando Bioeléctrica se anotó para participar de las licitaciones de los Programas de generación de energía eléctrica por medio de combustibles renovables, denominados Renovar.

“Los precios a los que se terminaron haciendo los contratos fueron muy bajos y nos dejaban afuera para producir biogás por medio de silaje de maíz y estiércol, que es lo que hacen el 90% de las plantas del mundo. Por eso nos vimos obligados a buscar sustratos alternativos y apareció la posibilidad de la vinaza que queda como residuo en la elaboración del etanol”, indicó Ron.

Y continuó: “Así, en vez de evaporarla y gastar energía, lo que hacemos es recuperarla y transformarla en biogás. Hoy ya tenemos patentado el proceso en Estados Unidos y viajamos a un congreso de etanol, en Minneapolis, donde recolectamos interesados e hicimos muchos contactos”.

MENOS HUELLA DE CARBONO

Según Ron, la clave para el interés de los “farmers” es que este proceso les permite reducir la huella de carbono, una demanda que antes no tenían y ahora sí, no solo en términos de oportunidades de negocio sino también por regulaciones ambientales.

“Allá siempre tuvieron gas natural muy barato y disponible. Y no había premio por bajar la huella. Ahora la energía no es tan económica y al utilizar un residuo del etanol para generar biogás, los productores terminan disminuyendo toda la huella del etanol y por eso les da una ventaja competitiva para acceder a los mercados más exigentes”, añadió Ron.

La oportunidad de llegar al mercado estadounidense les abre una puerta para pensar en grande, ya que en ese país hay 270 plantas que producen etanol a base de maíz.

“Copiando innovaciones de Estados Unidos, en Argentina terminamos innovando por necesidad y ahora generamos una patente para venderles a ellos”, volvió a resumir Ron.