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Una red de 150 escuelas rurales pelea contra el desarraigo

Distribuidos en 18 provincias, los establecimientos educativos de la Red Fediap intentan formar a más de 16 mil alumnos como agentes del desarrollo rural y evitar que se vayan de sus pueblos.

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Por Adrian
Montesanto

Jefe de contenido y desarrollo

La red Fediap reúne a casi un centenar y medio de escuelas, bachilleres, institutos agrotécnicos, centros de formación rural, escuelas de la familia agrícola e institutos superiores, distribuidos en 18 provincias argentinas. Educación agrotécnica, forestal, salud y ambiente, turismo rural, formación profesional, etc, son algunas de las especialidades que estos centros educativos proponen a niños y jóvenes en el contexto rural.

Con 43 años desde su fundación, Fediap sigue manteniendo el espíritu que le dio origen: “La red nació con la idea de poder levantar la voz ante quien corresponda, y generar fuerza para darle visibilidad a la educación agropecuaria”, afirma en diálogo con Télam Pablo Recuero, del Instituto Agropecuario “Margarita O´Farrel de Maguirre” de Santa Lucía (San Pedro – Buenos Aires) y presidente de Fediap.

Recuero explica que la relación con los organismos que rigen la educación agrotécnica se complejizó a partir de la reforma educativa de 1994. “Antes dependíamos del Ministerio de Agricultura de la Nación. Nos parecía lo mejor. Hoy en dia tenes 24 formas distintas de interpretar una misma norma. Ahí Fediap tiene un rol importante de acompañar a las escuelas vinculadas para que puedan entender la diversidad que se genera en cada provincia. Aquí en Buenos Aires, por ejemplo, todavía no hemos podido establecer ninguna relación con el estado provincial”.

Al ser institutos de educación publica de gestión privada, el presidente de Fediap cree que se cometen algunas injusticias con los chicos que asisten a sus establecimientos: “Cuesta hacerle entender a los interlocutores del Estado lo que es este trabajo. Ustedes pueden ver lo que es el pueblo, las instalaciones viejas, los chicos de primaria que asisten a nuestro comedor, etc. Sin embargo cuando un expediente nuestro llega a algún escritorio somos escuela privada. Y por ejemplo, cuando se repartieron las notebooks o becas, nuestros chicos fueron excluidos”.

“Aquí los docentes donan el 3% de su sueldo – que paga la provincia- para abonar los gastos de luz, gas, etc. Tenemos un arancel muy bajo, que muchas familias no pueden pagar. En nuestro instituto solo el 14% de los chicos puede pagar los $170 de cuota mensual. Ni siquiera tenemos personal de maestranza”, expresa el presidente de la red, que define a los establecimientos de la red como “de gestión social”. “Muchas veces recurrimos a la responsabilidad social de las empresas de la zona del instituto. Pero también vendemos lo que se pueda producir o hacemos rifas para complementar los ingresos y poder seguir adelante” expresa Recuero.

En total, las escuelas vinculadas contienen una matrícula variable de más de 16.000 alumnos y cerca de 3000 docentes, que deben impartir en base al diseño curricular basado obligatoriamente en la ley de educación técnica, que luego se adapta a cada región: “por ejemplo, en la zona hay producción lechera, se adapta a si la producción en bovina, ovina, etc”.

La formación agrotécnica que propone Fediap no está exenta de las tensiones que se dan con las nuevas formas de producción agropecuaria. “Desde Fediap promovemos el cuidado de medio ambiente, con capacitaciones y documentos con todas las visiones. Pero también hacemos de nexo para que nuestras escuelas conozcan nuevas semillas y agroquímicos, y el buen uso de ambos”, afirma el presidente de la red, para quien lo fundamental de lo que intentan transmitir a los alumnos que es “necesario el arraigo de los chicos, su desarrollo en el ámbito rural y que sean agentes del desarrollo local, cuidando el lugar donde viven”.

Fediap reconoce que la industrialización del campo tiene un impacto directo en la reducción de oferta laboral, y que eso les propone nuevos desafíos.”Tenemos que reformular nuestros programas de estudios, nuestros objetivos. Hay actividades que tienen que ver con lo rural que se vuelven a revalorizar: molineros, herreros, alambradores, etc.” expresa Recuero.

La experiencia que dejan las pasantías que realizan los alumnos en empresas de la zona, muestra que “lo fundamental es preparar a los pibes para el mundo del trabajo, y no para el mercado laboral, ya que este es muy dinámico, con cambios permanentes. Nosotros no estamos en condiciones de intervenir en esa carrera. Ha cambiado bastante los requisitos de los empleadores: antes te pedían que supieran andar a caballo, que sepan manejar un tractor, etc”. Para el presidente de Fediap “hoy en día piden que sean personas responsables, cumplidores, que sepan trabajar en equipo, que sea inquieto, que tenga predisposición a aprender, que sean líderes. La empresas te plantean: ´de capacitarlos nos encargamos nosotros´”.

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