En el período comprendido entre los meses de marzo y mayo, en los rodeos de cría se realizan los tactos en las vacas, para comprobar los porcentajes de preñez obtenidos. Son efectuados 60 días después de retirar a los toros del servicio, y además de comprobar los índices de preñez, permite visualizar el estado del rodeo, mediante la comprobación del estado de la dentadura.
El médico veterinario Claudio Cabral explicó que en la cuenca del Salado los resultados de los tactos se han desarrollado sin inconvenientes, y que tras esta revisión, en el lote quedarán vacas preñadas nuevas y viejas: “Aquellos animales que permanecen la mayor parte de su vida en pastos duros sufren un mayor desgaste de su dentadura”.
Frente a un animal en estas condiciones, se presentan dos situaciones. En primer lugar, el productor puede optar por dejar en el rodeo a esta vaca, para que pueda criar el último ternero. Con la llegada de la primavera, a este animal no se le da servicio. Una vez cumplido el ciclo de cría del ternero, esta vaca es vendida.
La segunda opción es comercializarla como vaca vieja con garantía de preñez: “Con el avance de la agricultura frente a la superficie ganadera es difícil conseguir mercado para esta categoría. Los productores que conservan vientres se quedan con hembras nuevas y preñadas y podrán venderlas sobre un valor de $700”, explicó el profesional.
Como regla general, Cabral destacó que aquellas vacas que después del tacto están vacías, deben ser separadas, sean viejas o nuevas: “Al quitar la vaca que no está preñada, en el rodeo quedan sólo los animales más fértiles; es una forma de ir depurando el rodeo por fertilidad”.
Esta medida se puede llevar a cabo cuando el porcentaje de animales vacíos es reducido; un porcentaje elevado de vacas vacías puede ser indicador de enfermedades venéreas transmitidas por los reproductores.
Con la vaca que sale vacía luego del tacto, las opciones son similares. Al no tener una buena condición corporal, a la hora de la venta estos animales se comercializarán como conserva y obtendrán precios bajos. Una de las alternativas es conservar este animal, que en promedio alcanza un peso de 310 kilos, y engordarla hasta cambiar de categoría: “Así se pasa de un precio de conserva a un valor de manufactura buena, o vaca buena”, manifestó.
El veterinario destacó que ante este escenario, no todos los productores deciden del mismo modo. Mientras algunos productores venden esta hacienda, otros deciden guardar estas vacas vacías en el campo y destinarle granos, con el objetivo de ganar kilos.
Cabral sostuvo que la vaca vacía, sea vieja o nueva, responde con rapidez a un buen plan alimentario y obtiene una ganancia diaria de peso significativa: “El valor agregado del animal debe nacer en el campo, de esta manera se puede cambiar rápido de categoría y alcanzar buenos precios”, sostuvo.