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Tremenda helada tardía castigó a los frutícolas del sur de Mendoza

Las temperaturas oscilaron entre menos 7° bajo cero a menos 10°, por unas siete horas. Más allá de las estrategias antiheladas, los productores perdieron.

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Por Infocampo

Las heladas tardías causan daño en todas las producciones, pero si éstas, además, son muy intensas y extendidas en el tiempo, los perjuicios son mucho más importante. Así lo lamentan los productores frutícolas de varias localidades mendocinas, como Bowen, Carmenza, La Escandinava y parte de la General Alvear, hacia el sur provincial. 

La madrugada de este martes sufrieron “una helada tardía histórica”, describe Cristian Bonini, quien tiene una pequeña finca en la zona, en diálogo con Infocampo, que diezmó las producciones de duraznos, peras, ciruelos y membrillos.

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Fue una helada  única por la cantidad de horas que se extendió y la intensidad. Comenzó a las 23 horas y duró hasta las seis de la mañana, con temperaturas que variaron entre menos 7° bajo cero a menos 10°. Lo lamentable son la combinación de factores. La semana pasada tuvimos temperaturas de 32° y, ahora, la helada severa. Además, ya que nevó poco esta temporada, falta agua para el riego, lo que agrava más el impacto del frío. Un 50% de los árboles frutales estaban florecidos y los que no, ya tenían las yemas florales a punto de florecer“, describe, apesadumbrado. Respecto a los daños, señala que son difíciles de dimensionar, pero aventura que con ese frío se perdió toda la producción del año y, quizás, “el frío mató plantas enteras”. 

Frente a las circunstancias adversas, los productores intentaron, con diferentes estrategias antihelada, como el fuego o el riego por aspersión, limitar los daños del siniestro durante la madrugada fatídica, pero todo esfuerzo fue en vano. El termómetro nunca bajó de menos 4° bajo cero. La helada fue más fuerte. “Comúnmente, se puede equilibrar la temperatura a cero grado o menos un grado bajo cero, pero ninguna decisión alcanzó en este caso”, dice Bonini.

En su caso, tiene una pequeña finca familiar de 10 hectáreas, con seis en producción, con ciruelos en su mayor medida, algunos perales y durazneros, más una reciente plantación de membrillos. Ya sabe, por experiencias anteriores, que la compensación económica que recibirá del seguro agrícola por los daños, recién llegará para mayo/junio del año que viene. Según el productor, esto representa un 25% de la producción, es decir, muy lejos del 100% del valor de lo perdido. 

Venimos de años muy complicados para la producción de fruta y ésto, ahora, es terrible. Son muchos meses sin ingresos y somos los que corremos con todos los riesgos productivos”, agrega, sin salir de su asombro por todo lo que pasa. 

Para Bonini, la finca es una apuesta familiar y a futuro. “Mis ingresos no dependen de la finca pero, realmente, mis vecinos que viven de la producción la pasan mal porque la actividad no es rentable. Por eso, en los 21 años que llevamos recorriendo la zona aumentaron mucho la cantidad de fincas abandonadas o son cada vez más los productores que salieron de la actividad“, describe.

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