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Biodiesel: retenciones móviles superaron el 20% y crece la inactividad del sector

Después de que Europa aplicara un arancel que dejó al país fuera de mercado, firmas locales tienen que salir a competir con el precio del gasoil y dicen que hay 40% de ociosidad. 

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Por Infocampo

Fabricantes de biodiesel argentino denunciaron que las retenciones a las exportaciones, que desde hace un año y medio son móviles, les restan competitividad y frenan la actividad a tal punto que hoy las plantas trabajan al 60% de su capacidad, indicaron las empresas nucleadas en la Cámara Argentina de Biodiesel (Carbio).  

Hace un año y medio, el Gobierno impuso un sistema de retenciones móviles que quedó fijado en 27,6% nominal para marzo, que se traduce en un 21,7% efectivo de retención. El descuento se explica en que el producto entra en la categoría de Manufactura de Origen Industrial (MOI).  

Sin embargo, estas retenciones prácticamente no se aplicaron en el mes porque no se cerraron contratos con embarques en marzo, por el congelamiento de las ventas que acarrea la baja competitividad del producto a nivel internacional.   

El panorama para el sector cambió desde mediados del año pasado, cuando la Unión Europea, principal destino hasta entonces de las ventas locales, inició una investigación por dumping, que más adelante devino en la aplicación de aranceles de cerca del 25% para el biocombustible importado desde la Argentina. Así fue como el país dejó de vender biodiesel a ese destino. 

Según explicó a El Cronista el titular de Carbio, Luis Zubizarreta, “sin Europa, el país tiene que competir por precios”, porque tiene que buscar destinos donde no existe la obligación de cubrir un cupo (como sí sucede en la UE y la Argentina) así que la decisión de compra depende de que se vea como un sustituto conveniente del gasoil. 

De acuerdo con Carbio, los envíos al exterior pasaron de 1,7 millones de toneladas a 1,1 millones en los últimos dos años, y este año podrían bajar a 700.000 toneladas. 

Además de una rebaja del impuesto, piden que la alícuota se pueda fijar al momento de concretar la venta, y no cuando esta se embarca, porque el sistema suma imprevisibilidad.  

En el plano interno, el grupo de empresas que incluye a Cargill, Dreyfus y Bunge, entre otras, se quejó de “la falta de actualización de los precios” que las obliga a vender “muy por debajo de sus costos”. 

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