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China y su enorme desafío en perspectiva

El gigante asiático se enfrenta, en este momento, a múltiples desafíos. El prioritario: derrotar al Coronavirus. De fondo, su economía es un ambiente prometedor.

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Por Diego Nicolás
Marcos

Director de la Asoc. Civil para la Cooperación Argentino-China

En estos momentos, la República Popular China enfrenta un desafío de tamaño colosal: derrotar el Coronavirus y sentar las bases para minimizar la posibilidad que algo como esto vuelva a ocurrir.

China es una economía en desarrollo con crecimiento acelerado. Mucho aún está pendiente allí. Aunque hoy día se nos hace fácil pensarla, solamente, como la segunda economía más importante del planeta, fue en un abrir y cerrar de ojos que pasó del fracaso colectivista al modelo de “socialismo con características chinas en una nueva era” vigente. Estas características tienen muchos ribetes. Veamos algunos para que el Coronavirus no nos impida aprender.

Mecanismos de incentivos y sistema meritocrático
La competencia como mecanismo de incentivos. Resulta evidente que en China las empresas compiten entre sí y con las del extranjero. Pero no es tan conocido el sistema de competencia feroz que existe a nivel sub-estatal. Las provincias y las ciudades se miden las unas contra las otras bajando impuestos, generando infraestructura, creando ambientes institucionales estables, preparando el sistema educativo, el sistema de salud, etc.. Todo ello para atraer los capitales (ahorro) de los inversores. Estos traen aumento de productividad y allí el incremento del ingreso y el bienestar.

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Retroalimentándose todo, naturalmente.  La educación, como medio de inserción, en un sistema meritocrático. En el año 1978, sólo un 2% de la población se educaba a nivel superior y hoy el 48% lo logra. Progresar significa “esfuerzo” en un sistema que premia el mérito. Para ello, la educación fue esencial para igualar oportunidades y permitir el despegue productivo. De cara al futuro, el sistema educativo chino es medular para sostener el nuevo modelo basado en innovación y conocimiento. Aquí, hay que resaltar que mucho queda pendiente en términos de la “calidad” de la educación, especialmente de cara al siglo presente.

El imperio de la ley y la libre empresa
El camino hacia la gobernanza institucionalizada, donde la práctica diaria del derecho se va volviendo estelar cada día, implica marcar la cancha con reglas de juego, como así también el ejercicio de poder del Estado y la gestión administrativa del mismo. Según el “State Council”, “el estado de derecho garantiza una sociedad vigorosa y ordenada en tiempos de cambios profundos, y además garantiza una paz y estabilidad duraderas”. El ambiente para hacer negocios en China ha mejorado dramáticamente a partir de esta consideración y respeto por la vigencia de la Ley.

Según el Banco Mundial, China se encuentra en el puesto 46 sobre 190 economías en cuanto a su ambiente de negocios. Al igual que todo este escrito, lo importante no es la foto sino la película. China mejoró 32 lugares tan sólo en el último año. Cuando se trata del rubro de “ejecución de contratos”, China ocupa el 6to lugar a nivel mundial. Liberar las fuerzas de la innovación y del emprendedorismo. Cuando llegamos a hablar de innovación pareciera que todo lo demás queda deslucido. Antes se decía que hacían falta “800 millones de camisas para intercambiarlas por un avión Boeing”. Hoy, el mundo digital rompe toda barrera y plantea una competencia a escalabilidad perfecta, es decir, a escala global. China es una de las grandes cunas innovativas del planeta gracias a un modelo descentralizado que permite a los emprendedores apropiarse del fruto de su esfuerzo y así beneficiar a los demás con sus aportes.

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Algunos de los desafíos globales en China
Existen desafíos globales abiertos y China no es una excepción. La problemática en la distribución de la riqueza es, sin dudas, un tema de alerta y tratamiento diario. Desde el año 1978 al 2018, el mundo ha sacado de la pobreza un total de casi 1.150 millones de personas si se toma el indicador de 1,9 dólares de ingreso per cápita por día del Banco Mundial. De ese total, más de 800 millones fueron chinos. Eso equivale a un 70% de los pobres que redujo el mundo en 40 años. En China, existe una red de protección social para los más necesitados que buscan una sociedad “moderadamente próspera en el futuro”. El punto relevante es que son cada vez menos aquellos que los necesitan gracias a la implementación de la reforma y apertura.

La problemática de la distribución sigue abierta de todas formas. Uno de los aportes, en este sentido, ha sido el apoyo a la tecnología en el mundo de los alimentos. China se halla de camino a abrazar las innovaciones que, de manera segura, brindan más y mejor alimentación al mundo. El caso emblemático ha sido el arroz híbrido Chino. Desde comienzo de los 90’s, la FAO de las Naciones Unidas tiene listado al arroz chino como parte central de la estrategia de lucha contra la crisis alimentaria en países en desarrollo. Para finales del 2018 se habían plantado más de 7 millones de hectáreas de arroz híbrido chino en más de 40 países “aportando un promedio anual de incremento de rendimiento de más del 20% sobre los tipos locales. Este incremento equivale a alimentar a 30 millones de personas”, según el State Council.
Otro tema global lo encarna la “Agenda para el Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas”. Esto también está presente en China como negativo cuando miramos la foto y figura en el lado positivo cuando observamos la película. China se encuentra transitando incipiente pero decididamente el camino hacia un desarrollo verde, eco-amigable, con un rol presente en la lucha contra el cambio climático.

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Otro de los temas vigentes es la (des)-globalización. El abrazo a la libertad de comercio, la apertura y la integración al mundo de China tiene la obvia consecuencia cuando se brinda un ambiente competitivo: más personas accediendo a cosas que antes no podían tener. Desde 1978 a 2018, China atrajo un total de 2 trillones de dólares en inversión extranjera directa para aprovechar esa apertura al mundo real (y ahora también al financiero). Casi 1 millón de empresas extranjeras se instalaron en ese período. China comercializa con 230 países y regiones, tiene firmados 17 tratados de libre comercio y participa de casi toda institución global disponible.

¿Y ahora qué?
La forma con la que China ha implementado las reformas hacia la apertura, el comercio y la libertad durante los últimos 40 años nos hace pensar que se irán tomando las medidas necesarias para que imprevistos como el Coronavirus no vuelvan a repetirse. Con el apoyo de todo el mundo y con el esfuerzo constante que caracteriza al pueblo chino se podrá solucionar este problema. La situación no es fácil y las medidas se están implementando. Estas soluciones son siempre trabajo de conjunto.

China debe continuar el camino que ha emprendido hace tiempo de más y mejor calidad institucional. Tal como dijimos, China no es un país perfecto. Tal idea es una entelequia. Desde el lugar de partida hace 40 años, ha demostrado que el camino de la libertad, la apertura, el emprendedorismo, la innovación y el respeto institucional presenta réditos positivos. Por más duro que sea el traspié e imperfecto el camino, no debemos perder de vista que volver a fórmulas de antaño es volver a la pobreza y al dolor de muchos en beneficio de pocos. Apoyamos la reforma y la apertura de China para más intercambio, previsibilidad, libertad y armonía a nivel global.