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Cómo repercutirá la crisis financiera internacional en el mercado agropecuario

La caída de Lehman Brothers marca un nuevo capítulo en la crisis financiera internacional. Cómo repercutirá en los mercados y de qué manera afectará a los productores rurales argentinos.

La caída de Lehman Brothers marca un nuevo capítulo en la crisis financiera internacional. Cómo repercutirá en los mercados y de qué manera afectará a los productores rurales argentinos.
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Por Infocampo

Pese a que desde que la economía del mundo se había desacelerado, la versión y los mercados internacionales estaban preparados para recibir malas noticias, el lunes pasado el temor se transmitió en cadena por los mercados. Los pronósticos alegremente calificados, una y otra vez, de ‘agoreros’, demostraron ser realistas.

Las noticias que se desparramaron desde temprano confirmaron que la debilitada Lehman Brothers -después de 158 años de existencia- había presentado en quiebra, al no encontrar compradores. También que -de apuro- Bank of America es ya propietario de Merrill Lynch, por 50 billones de dólares.

Por esto, el sistema financiero mundial se llenó de ansiedad. Hay pocas dudas de que lo sucedido, sumado a la estatización de las hipotecarias Fannie Mae y Freddy Mac, sugiere que el crédito será escaso, frenando el nivel de la actividad económica. Por esto, pese a que la tasa indicativa del Federal Reserve sigue siendo del 2 por ciento, la tasa de Fondos Federales se negoció, el lunes, al 6,5 por ciento. También por esto, el banco central norteamericano tuvo que inyectar 70 billones de dólares en el mercado, llevando la tasa al 3,5 por ciento. Los bonos del Tesoro norteamericano subieron vertiginosamente, por la percepción de mayor ‘seguridad’ como inversión.

Los mercados bursátiles cayeron por todas partes. Las pérdidas en la última hora de negociaciones en la Bolsa de Nueva York resultaron las más grandes desde los atentados contra las Torres Gemelas. En un solo día, el ‘Dow’ cayó un 4,4 por ciento, llevando la pérdida acumulada desde comienzos de año al 18 por ciento. Las acciones del gigante asegurador AIG cayeron un 60,8 por ciento, arrojando oscuridad sobre su futuro. Las de la conservadora General Electric también, aunque mucho menos, un 8 por ciento. Las del Bank of America tuvieron un tropezón del 21,3 por ciento. Las del Wachovia otro, del 25 por ciento. Cualquier institución que necesite capital es un signo de interrogación.

Anticipando la profundización de la recesión, el barril de petróleo cayó por debajo de los 95 dólares, pese a que la OPEP acaba recortar su producción y sin perjuicio de que las plataformas del Golfo de México siguen inactivas después de la pasada del huracán ‘Ike’.
En paralelo, los inversores huyen de Rusia como consecuencia de la aventura de Georgia. Desde la guerra, las acciones rusas han caído un 30 por ciento, en promedio. Y la desconfianza de los inversores crece. La destrucción de riqueza es impresionante.

Hasta China anuncia que flexibilizará su política crediticia, argumentando que la inflación doméstica ha caído al 4,9 por ciento anual. Pero es probable que esa decisión tenga que ver con la caída del nivel de actividad que se advierte.

Los mercados emergentes no quedaron fuera del remezón y cayeron ‘encadenados’. Sólo Chile evitó el sacudón. Hasta Arabia Saudita no pudo evitar que su mercado bursátil cayera un 6,5 por ciento. América Latina no pudo sustraerse a las malas noticias: el ordenado mercado de México, cayó un 3,8 por ciento; el de Argentina, un 5,2 por ciento. Nuestros bonos perdieron un nuevo 6 por ciento y la tasa de riesgo-país trepó un 10 por ciento, alcanzando así el mayor nivel desde la renegociación de nuestra deuda externa, evidenciando desconfianza hacia una gestión que parece tener mucho de ‘vudú’.

Aquellos países con desequilibrios en su cuenta corriente, como Turquía o Sudáfrica, están bajo fuerte presión vendedora. En síntesis, un remezón durísimo en un lunes difícil de olvidar que anticipa más dificultades, de las que nadie parece poder ‘desengancharse’. La desconfianza parece haberse apoderado de muchos en el mercado internacional de capitales. Recuperarla requerirá tiempo, disciplina, prudencia y esfuerzo.

Por Emilio Cárdenas. Ex Embajador de la Argentina ante las Naciones Unidas

(Artículo publicado en la edición de hoy de El Federal)

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