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Con menos agua, enero y febrero serán riesgosos

Con fuertes calores y sequía, para enero, y lluvias de febrero tardías, se espera un verano en el que la escasez de agua puede generar complicaciones para la producción agrícola. Después, buen caudal de humedad.

Con fuertes calores y sequía, para enero, y lluvias de febrero tardías, se espera un verano en el que la escasez de agua puede generar complicaciones para la producción agrícola. Después, buen caudal de humedad.
infocampo
Por Infocampo

Es normal que durante las semanas centrales de enero las lluvias disminuyan en la mayor parte del área agrícola, generando un período cálido y seco, pero es probable que, debido a la particular distribución de la temperatura de los mares que rodean al cono Sur, en esta temporada las lluvias se retiren en forma temprana y regresen con cierto retraso.

El dato fue difundido por la Fundación Climagro, que en un trabajo advierte que es probable que las temperaturas se eleven por encima de lo normal a causa de la fuerte sequía que viene afectando al centro del Brasil.

La extensa superficie con suelos secos que se extiende sobre esa enorme región se ha convertido en una fuente generadora de aire caliente seco, que los vientos del Norte empujarán hacia el territorio argentino.

La combinación de escasas lluvias y altas temperaturas provocará un gran consumo de la humedad del suelo. Las zonas con buenas reservas hídricas podrán atravesar este período con éxito, pero las que entren al verano con bajos contenidos de humedad correrán un elevado riesgo.

Salvación. Es probable que las zonas ubicadas en las cercanías del litoral fluvial y marítimo logren pasar esta prueba con éxito. Las zonas ubicadas en el Centro y Oeste sufrirán distintos grados de estrés, según el monto de las reservas hídricas con que inicien el verano.

A partir de comienzos de febrero, las lluvias comenzarán a regularizarse, causando una paralela moderación de las temperaturas. Aunque es probable que este proceso resulte algo irregular, para mediados de mes las condiciones se encontrarán cerca de sus valores normales.

En dicho momento, cabe esperar un cambio en el ambiente, pasando a predominar condiciones de alta humedad en la mayor parte del área agrícola nacional, verificándose un escenario más homogéneo que el anterior.

No obstante, se mantendrá cierto contraste entre el Este, que permanecerá algo seco, y el Este, que experimentará fuertes excesos. Hacia el final del verano se producirán tormentas localizadas de gran intensidad, repitiéndose los riesgos de granizo y vientos observados en el inicio de la primavera. Durante este lapso se incrementará el riesgo de enfermedades fúngicas en la mayoría de las zonas y, con especial intensidad, en las situadas en el este del país.

Sequía: tendencia que preocupa al agro

Lo expuesto genera una seria preocupación en lo que hace a la perspectiva a mediano y largo plazo.

Durante el último cuarto del siglo pasado, un incremento del régimen de lluvias favoreció el avance hacia el oeste de la frontera agropecuaria. Salta, Tucumán, Santiago del Estero, el oeste del Chaco, San Luis, el oeste de Córdoba, La Pampa y el oeste de Buenos Aires, incorporaron a la agricultura tierras que, durante las décadas precedentes, habían sido consideradas marginales. Sin embargo, existen fuertes indicios de que este cambio estaría comenzando a revertirse. Durante las últimas campañas agrícolas, una creciente falta de humedad fue adueñándose del margen occidental del área agrícola, causando crecientes daños. Hay que estar atentos.

Con fuertes calores y sequía, para enero, y lluvias de febrero tardías, se espera un verano en el que la escasez de agua puede generar complicaciones para la producción agrícola. Después, buen caudal de humedad.
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Por Infocampo

Es normal que durante las semanas centrales de enero las lluvias disminuyan en la mayor parte del área agrícola, generando un período cálido y seco, pero es probable que, debido a la particular distribución de la temperatura de los mares que rodean al cono Sur, en esta temporada las lluvias se retiren en forma temprana y regresen con cierto retraso.

El dato fue difundido por la Fundación Climagro, que en un trabajo advierte que es probable que las temperaturas se eleven por encima de lo normal a causa de la fuerte sequía que viene afectando al centro del Brasil.

La extensa superficie con suelos secos que se extiende sobre esa enorme región se ha convertido en una fuente generadora de aire caliente seco, que los vientos del Norte empujarán hacia el territorio argentino.

La combinación de escasas lluvias y altas temperaturas provocará un gran consumo de la humedad del suelo. Las zonas con buenas reservas hídricas podrán atravesar este período con éxito, pero las que entren al verano con bajos contenidos de humedad correrán un elevado riesgo.

Salvación. Es probable que las zonas ubicadas en las cercanías del litoral fluvial y marítimo logren pasar esta prueba con éxito. Las zonas ubicadas en el Centro y Oeste sufrirán distintos grados de estrés, según el monto de las reservas hídricas con que inicien el verano.

A partir de comienzos de febrero, las lluvias comenzarán a regularizarse, causando una paralela moderación de las temperaturas. Aunque es probable que este proceso resulte algo irregular, para mediados de mes las condiciones se encontrarán cerca de sus valores normales.

En dicho momento, cabe esperar un cambio en el ambiente, pasando a predominar condiciones de alta humedad en la mayor parte del área agrícola nacional, verificándose un escenario más homogéneo que el anterior.

No obstante, se mantendrá cierto contraste entre el Este, que permanecerá algo seco, y el Este, que experimentará fuertes excesos. Hacia el final del verano se producirán tormentas localizadas de gran intensidad, repitiéndose los riesgos de granizo y vientos observados en el inicio de la primavera. Durante este lapso se incrementará el riesgo de enfermedades fúngicas en la mayoría de las zonas y, con especial intensidad, en las situadas en el este del país.

Sequía: tendencia que preocupa al agro

Lo expuesto genera una seria preocupación en lo que hace a la perspectiva a mediano y largo plazo.

Durante el último cuarto del siglo pasado, un incremento del régimen de lluvias favoreció el avance hacia el oeste de la frontera agropecuaria. Salta, Tucumán, Santiago del Estero, el oeste del Chaco, San Luis, el oeste de Córdoba, La Pampa y el oeste de Buenos Aires, incorporaron a la agricultura tierras que, durante las décadas precedentes, habían sido consideradas marginales. Sin embargo, existen fuertes indicios de que este cambio estaría comenzando a revertirse. Durante las últimas campañas agrícolas, una creciente falta de humedad fue adueñándose del margen occidental del área agrícola, causando crecientes daños. Hay que estar atentos.

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