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Con una fuerte inversión, el INTA le pone fichas a la edición génica

A un laboratorio de Balcarce se destinaron U$S 5 millones para avanzar con esta técnica de mejoramiento. Un cultivar de papa que no se oxida, uno de los primeros mojones en este camino.

Mariano Garmendia, presidente del INTA
Favio Re
Por Favio
Re

El trámite ya está iniciado ante el Instituto Nacional de Semillas (INASE) y se espera que en breve la novedad se oficialice: se trata de la inscripción de la primera variedad de papa con edición génica de Argentina.

Es un desarrollo del INTA Balcarce que logró modificar con esta técnica el gen de polifenol oxidasa y evitar lo que se denomina técnicamente un pardeamiento enzimático.

La traducción: que la papa no se oxide o se ponga “negra” cuando sufre golpes o se corta y queda expuesta al aire.

Investigadores del INTA siembran las primeras papas que no se “oxidan” al cortarse

Se trata de un factor de calidad que es muy considerado tanto por los consumidores de este tubérculo como por la industria, y por eso es un salto agronómico que puede traducirse en mejoras productivas y para la economía de la cadena.

“Se estima un aumento del 35% en los ingresos para los productores”, sintetizó el presidente del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), Mariano Garmendia, al participar de una recorrida organizada por este organismo y el Círculo Argentino de Periodistas Agropecuarios (CAPA) en Misiones.

EDICIÓN GÉNICA: PRESENTE Y FUTURO

Esta nueva papa es un mojón dentro del camino que el INTA quiere transitar de generar más variedads de diversos cultivos con la técnica de edición génica.

Es una herramienta que ya es un presente, pero se considera también una de las claves para el futuro de la biotecnología, porque permite obtener resultados similares que con la transgénesis, pero al no mezclar genes de un cultivo con otro, sino editar los que ya tiene la semilla o la planta, no se considera un organismo genéticamente modificado y por tanto no tiene que pasar por todos los procesos burocráticos que imponen las autoridades para permitir nuevos OGM.

A tal fin, Garmendia señaló a Infocampo que el INTA está invirtiendo U$S 5 millones en Balcarce, dentro de un plan de inversión que también suma otros U$S 5 millones para un “criobanco” de semillas en el INTA Castelar, y mejoras en laboratorios del NEA, NOA y Cuyo.

Los procesos de edición génica son cada vez más importantes. Y en conjunto con los bancos de germoplasma que tenemos en el INTA, podemos seguir incorporando más y mejor variedades, tanto por generación in vitro o utilizando las colecciones vivas”, prosiguió el dirigente tucumano.

Los fondos para estas inversiones son aportados por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), dentro de un programa global por U$S 54 millones para Fortalecimiento de Capacidades del Instituto.

EL ALGODÓN, OTRO EJEMPLO

Aunque no fue por medio de edición génica, la importancia del trabajo de investigación que lleva adelante el INTA se advierte también en la primera variedad argentina de algodón de fibra extra larga, que se presentó a mediados del año pasado y que recientemente ya arrojó sus primeros frutos, con muy buenos resultados.

Según Garmendia, es un ejemplo claro de la importancia del trabajo público-privado: fue la interrelación con las empresas textiles lo que generó esta innovación que ya se está exportando a Paraguay y a Brasil, y a futuro se espera que sea un alivio económico para el país, con impacto en los consumidores.

“Por las características que tiene, con esas fibras extra largas, la industria textil podría reducir las importaciones de algodón para fabricar indumentaria”, resaltó Garmendia.

Cabe recordar al respecto que este sector industrial es uno de los mayores importadores del país, y Argentina vive un crónico problema con la falta de dólares: lo que está sucediendo en el presente es una muestra clara al respecto.

ESCUELAS AGROTÉCNICAS

Por otro lado, Garmendia adelantó que uno de los objetivos del INTA a mediano plazo es fortalecer los planes que se están llevando adelante junto a escuelas agrotécnicas de seis provincias argentinas.

Todo comenzó en la pandemia, cuando el INTA habilitó una de sus plataformas web para que los estudiantes pudieran rendir y hacer prácticas online. Ahora, la idea es aprovechar el soporte tecnológico para intensificar este trabajo conjunto.

Asimismo, en Tucumán se hizo recientemente un “hackaton” con alumnos de agrotécnicas a quienes se les plantearon problemas “a campo” y tuvieron que trabajar en encontrar soluciones digitales en un plazo de 24 horas. Los resultados, según expresó Garmendia, fueron muy buenos.

“Hasta ahora venimos trabajando con establecimientos de seis provincias y la idea es escalar a las 550 escuelas agrotécnicas que hay en las 24 provincias del país”, mencionó Garmendia.