Fórmica manifestó que “las recomendaciones básicas son embolsar en un lugar alto, seco y preparado específicamente para la cuestión”.
El ingeniero señaló que si esta situación ideal no se puede alcanzar, teniendo en cuenta que al momento de la cosecha es muy difícil cumplir con estos requerimientos, se debe embolsar el grano en el lote, “previamente habiendo pisado el rastrojo y, si es de soja, haberlo pisado muy bien”.
Fórmica explicó que esta recomendación obedece a la necesidad de “evitar que los tallos perforen la bolsa” y sostuvo que es fundamental “hacerlo pegado a un camino interno para que la tolva que va y viene con las cargas, lo haga por el camino, sin compactar el lote”.
Por otro lado, el especialista advirtió que “nunca hay que dejar bolsas muy pegaditas una de otra”.
Así consideró central esta práctica, y explicó que “para evitar tener que sacar todas las bolsas si es que una tuvo problemas, hay que poder acceder a todas independientemente del lugar donde estén”.
De esta manera, manifestó que “hay que separarlas tanto lateralmente como longitudinalmente y embolsar granos secos, sanos y limpios”.
Si bien Fórmica consideró que “lo principal sería tratar de embolsar granos secos”, aceptó que “si no se puede, la bolsa admite cierta humedad”.
Sin embargo, resaltó que admitir cierto grado de humedad en las bolsas disminuiría considerablemente el tiempo de almacenamiento.
Así, argumentó que “no se pude pensar en almacenamientos largos con granos húmedos, tenemos que tratar de que sean mínimos”, y agregó que “si por alguna cuestión particular embolsamos granos con alto contendido de humedad, entonces que sea por lo más breve posible el tiempo de almacenamiento”.
Verónica Scornik
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