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Dejar de ser promedios para ser precisos

La incursión en la agricultura de precisión se da, en su mayoría, para poder segregar ambientes, determinar qué necesita el suelo y dosificar aplicaciones precisas. Los productores piensan principalmente en los costos del maiz.

La incursión en la agricultura de precisión se da, en su mayoría, para poder segregar ambientes, determinar qué necesita el suelo y dosificar aplicaciones precisas. Los productores piensan principalmente en los costos del maiz.
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Por Infocampo

Con costos de implantación que se incrementan obligando a hacer cada vez más fino el número y un bien escaso como es la tierra que incrementa sus valores ante la demanda, el desembarco de la tecnología de precisión no es una solución mágica, sino, más bien, un aporte de datos concretos que permiten, âcon datos agronómicos reales y confiables, conocer cada metro cuadrado del lote y lograr una importante diferenciaciónâ, según las palabras del coordinador del Proyecto Agricultura de Precisión, Mario Bragachini.

En el último Curso Internacional de la especialidad realizado en el Inta Manfredi, Córdoba, del 25 al 27 de julio, Infocampo compartió la experiencia con 750 ingenieros, productores y empresarios.

Si bien es cierto que como toda nueva tecnología, en un comienzo los primeros que la adoptan son las empresas más grandes (por ejemplo Aceitera General Deheza y Liag Argentina, que hace unos años están trabajando con agricultura de precisión) la Argentina, con un importante caudal de tecnología incorporada desde 1997/98 ha crecido y hoy son muchos los productores que demuestran interés por conocer más a fondo los lotes en los que trabajan para sacar más rédito.

Caso I. Iván Lubatti es ingeniero agrónomo, asesor y productor en la zona de Villa María, Córdoba, donde trabaja unas 1.700-1.800 hectáreas de una empresa familiar, con campos propios y alquilados. En 2001 empezó con un monitor de rendimiento en una cosechadora para soja, maíz, trigo y sorgo. Lubatti cree que âel monitor es una herramienta muy importante porque permite medir cuándo estás cosechandoâ además de âpoder ver cómo responde el cultivo en distintos lugares del lote, lo que te ayuda a tomar decisiones de fertilización, híbridos, espaciamiento, etc.â.

Este año trabajarán unas 300 ha de maíz con siembra variable. âVamos a trabajar con maíz porque los insumos son más caros, y en soja veremos el tema del distanciamiento porque, aparentemente, según los ambientes habría mejores resultados acercando hileras en los lugares de inferior calidad del sueloâ, explicó Lubatti. Y agregó: âEn el caso del maíz, en la campaña 2004/05, hemos logrado una diferencia de u$s 15 más de margen (un 3%, tomando un rinde de 8.500 kg/ha) por disminuir densidad y fertilizantes y similar resultado por variar el distanciamientoâ.

Hay algo que vale la pena plantear ahora que la recolección de datos lleva pocos años. ¿Los valores de los campos que tengan un análisis histórico de datos, es decir con su âADNâ, van a tener un plusvalor tanto para alquilarlos como para comprarlos? Tal vez hacia allí apunta Lubatti cuando dice que âa nivel del contratista âes una forma de certificar la calidad del servicioâ.

Lubatti cree que aún falta algo de tecnología de software. âDe todos modos hay empresas que están trabajando para hacer las herramientas un poco más sencillas, dado que este es el cuello de botella por el cual al productor mediano-chico le va a ser difícil llegar si no está en contacto con algún contratista o asesorâ, explicó.

Caso II. En el departamento de Gualeguaychú, Entre Ríos, Nicolás Loustau administra unas 1.500 hectáreas. Hace un tiempo colocó un monitor de rendimiento en la cosechadora para identificar ambientes y optimizar el trabajo y los rindes.

âNuestra zona tiene mucha erosión hídrica y necesitamos hacer algunas rotaciones con maíz, que nos aporta materia orgánica; pero el maíz es caro y cuando uno invierte mucho en el campo tiene que buscar la forma más eficiente para ajustar el númeroâ, apunta Loustau.

Urdinarrain es una zona muy sojera, con rindes promedio de 25 qq/ha. âLa plasticidad de la soja permite que haya un rendimiento medio parejo; diferente al maíz que te rinde mucho más en la loma o media loma (9.000 kg) que en el bajo (2.500 kg)â, indicó.

Análisis de aceite y proteínas en tiempo real

Una de las novedades presentadas en el curso realizado en Manfredi fue el nuevo monitor que a través de un sensor NIRS colocado en la noria de la cosechadora, analiza y posiciona en un mapa de calidad (proteína y aceite) del cultivo cosechado; todo el proceso se repite cada doce segundos con buena precisión en trigo, cebada (proteína) y en maíz y soja (proteína y aceite). Este equipo experimental es de origen americano marca Zeltex y la cosechadora en la que fue colocado y donde se realizaron los primeros mapas en marzo de 2006 fue una Vassalli 1550. La factibilidad de adopción y segregación de calidad a nivel de lote se realizarán en la próxima campaña de trigo y cebada y recién allí el Inta tendrá una opinión formada de las posibilidades reales de esta nueva tecnología que por ahora está en un nivel experimental, pero que promete ser el cambio hacia la introducción del productor al proceso de calidad y al manejo de los factores que la gobiernan. 

Juan Ignacio Martínez Dodda
jdodda@infocampo.com.ar

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