El aporte de la industria de alimentos y bebidas de la Argentina (IAB) a la economía nacional, sus indicadores, las perspectivas y los desafíos que deberá enfrentar en los próximos años fueron los temas que abordaron la directora ejecutiva de Copal, Mercedes Nimo y el economista Bernardo Kosacoff.
“El sector de alimentos y bebidas de la Argentina es una industria moderna, competitiva, federal e innovadora; se adapta a los cambios y a las nuevas tecnológicas, y tiene e la vida saludable a uno de sus principales ejes”, señaló Nimo, destacó: “A pesar de las dificultades locales y externas, la IAB exporta por un valor de mas de US$ 27 mil millones, lo que representa alrededor del 33% de las exportaciones argentinas que se destinan a mas de 180 mercados, y contribuyen a un saldo comercial superavitario pues las importaciones de la IAB representan solo el 3% de lo exportado”. En ese sentido, dijo que “en los últimos años hemos caído en el ranking de exportación, y esto –los mercados externos- es lo que tenemos que preservar”.
La directora ejecutiva de Copal resaltó que “la IAB está integrada por un universo mayoritario de pequeñas y medianas empresas, y otorga empleo directo a mas de 500 mil trabajadores, sin contar los miles de puestos de trabajo indirectos que genera”.
En un pasaje por la historia de la industria alimentaria, Nimo mostró los ejemplos de diferentes emprendedores que fundaron empresas en la Argentina que hoy son un símbolo de la industria nacional, e hizo un paneo sobre las diferentes tecnologías que fueron un hito en el desarrollo del sector. “Los alimentos y la producción agropalimentaria son el símbolo de la economía argentina”, finalizó.
Por su parte, Kosacoff resaltó a la industria alimenticia como uno de los pilares de la generación de riqueza, empleo e inclusión social aunque dijo que hoy los negocios deben desarrollarse en un contexto de “alta volatilidad, incertidumbre y baja calidad institucional”.
En ese sentido, Kosacoff señaló la importancia de crear un contexto que impulse una industria sofisticada con valor agregado, que exporte alta tecnología. “Para eso debemos contar con instituciones que financien inversión productiva a costos competitivos, avanzar en una reforma tributaria integral progresiva y pro-desarrollo, monitorear la competencia desleal y contar con una política comercial externa que potencie producción y empleo e incorporar incentivos impositivos y laborales y financiamiento a sectores específicos definidos como claves y estratégicos, además de contar con políticas diferenciadas para Pymes”.

