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En Santa Fe, el trigo tiene una visita indeseada: la roya del tallo

En el marco de una jornada organizada por Aaapresid, se analizó la presencia de esta enfermedad durante la campaña 2022/23, pese a la sequía, y se preguntó si llegó para quedarse.

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Por Infocampo

En el marco de una jornada para productores organizada por la Asociación de Productores en Siembra Directa (Aapresid), la entidad analizó el avance de las royas en trigo durante la campaña 2022/23 en el centro y oeste santafesino.

Si bien ese ciclo estuvo marcado por la sequía, la enfermedad estuvo presente en distintos cultivos y con diversos grados de severidad. 

Como punto de partida, se evaluó el perfil sanitario de diferentes variedades de trigo a partir de la presencia de Roya amarilla y del tallo.

Aún en un año donde las lluvias estuvieron ausentes, Germán Schile (INTA Rafaela) enfatizó en cómo las condiciones climáticas pueden influir en la manifestación de las royas. 

“Las horas de mojado foliar provocadas por el rocío y la neblina fueron suficientes para dar origen a la presencia de estos patógenos”, sostuvo.

ROYA DEL TALLO EN TRIGO

Según el profesional, si bien la Roya del tallo adquirió gran protagonismo en los últimos años, en la campaña 2022/23 se vio con mucha mayor incidencia.

En un escenario de epidemias generalizadas, explicó que se puede confundir fácilmente con la Roya anaranjada o común, con la diferencia de que en la primera los síntomas pasan hacia el envés de la hoja.

En líneas generales, la Roya del tallo solía aparecer sobre el fin del ciclo del cultivo, por lo que el daño foliar que podía ocasionar no era relevante. 

“El invierno cálido de esta campaña generó preocupación en los productores ya que se anticipó su aparición ocasionando daños a nivel de debilitamiento del tallo y posibles quebrados, causando indirectamente disminuciones en rindes”, señaló.

¿LLEGÓ PARA QUEDARSE?

En este contexto, a los productores les preocupa si se trata de un fenómeno pasajero o si la roya en trigo llegó para quedarse. 

“Hasta ahora no se espera que haya una adaptabilidad a zonas más templadas, pero la alerta está instalada”, consideró Schile. En este punto, destacó la importancia de la calidad de aplicación para su control, y la necesidad de cambiar hacia aplicaciones más “laterales”, que permitan llegar al tallo. 

 

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Como buena noticia, destacó que ante la falta de lluvias, no se detectaron casos de mancha amarilla, una enfermedad que requiere de un fuerte golpe de lluvias para que se propague en el cultivo. 

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