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Flores nativas: cuando los beneficios se comparten con el lugar de origen

Obtenidas por el INTA a partir de especies autóctonas de Misiones, las variedades ornamentales de Calibrachoa y Mecardonia se comercializan en los Estados Unidos, Canadá, Japón y Centroamérica.

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Por Infocampo

Al César, lo que es del César. Con esta histórica definición de justicia, propuesta por el filósofo griego Aristóteles, se buscaba darle a cada uno lo que le corresponde. Basados en la premisa de la retribución justa y equitativa, Calibrachoa y Mecardonia son los primeros casos a escala mundial donde los beneficios obtenidos –por su comercialización en los Estados Unidos, Canadá, Centroamérica y Japón– son compartidos con el lugar de origen del germoplasma silvestre.

En estas ornamentales existe una particularidad relacionada con el origen de los recursos fitogenéticos a partir de los cuales se obtuvieron: que son dominio de las provincias. En este sentido, Marcelo Labarta, especialista en convenios sobre variedades vegetales de la Coordinación Nacional de Vinculación Tecnológica del INTA, destacó el rol de las herramientas legales implementadas que permiten “proteger el derecho constitucional de las provincias, en cuanto a su dominio sobre el recurso de origen y la futura distribución de los beneficios, como así también reconocer el proceso de investigación y desarrollo del INTA”.

Para las variedades de la especie Mecardonia, licenciadas por el organismo a la empresa japonesa Sakata, la distribución justa y equitativa entre el obtentor y la provincia está en curso desde hace 6 años. A esto se sumó una variedad de Calibrachoa, con respecto a la cual “se firmó, recientemente, un acuerdo de licencia con la empresa estadounidense Proven Winners, para su comercialización en los Estados Unidos y Canadá”, precisó. “Esto ya permitió la distribución del beneficio obtenido con la provincia de origen del recurso”, recalcó.

Según señaló, “la obtención de variedades, a partir de germoplasma nativo, no finaliza en el proceso de fitomejoramiento y registro de la variedad”, sino que el instituto transfiere esta tecnología –mediante la firma de convenios– a empresas interesadas en comercializarla, al tiempo que acuerda con las provincias proveedoras su beneficio por los recursos otorgados.

En este sentido, el especialista en vinculación tecnológica recordó que la Argentina es parte del Convenio sobre Diversidad Biológica (CDB) que tiene por objetivo “la conservación de la biodiversidad, el uso sostenible de sus componentes y la participación justa y equitativa de los beneficios resultantes de la utilización de los recursos genéticos”.

Por lo que el INTA suscribió convenios específicos con las provincias, dueñas de los recursos, en los que se especifica la retribución económica que les corresponde derivada de la explotación comercial de las variedades.

“Así, logramos que lo preestablecido en el CDB no sea, solamente, una expresión de deseo sino, una realidad concreta”, aseguró Labarta.

Según señaló, “la obtención de variedades, a partir de germoplasma nativo, no finaliza en el proceso de fitomejoramiento y registro de la variedad”, sino que el instituto transfiere esta tecnología –mediante la firma de convenios– a empresas interesadas en comercializarla, al tiempo que acuerda con las provincias proveedoras su beneficio por los recursos otorgados.