Pese a que Economía aún no difundió los datos correspondientes a los niveles que alcanzó la deuda pública total al cierre del tercer y cuarto trimestre de 2014 -sólo publicó el aumento de los compromisos con el resto del mundo, en u$s6.000 millones, a u$s77.689 millones-, crece el consenso entre los economistas de que habría superado el equivalente a u$s210 mil millones y proyectan que se expandirá a más de u$s250.000 millones al finalizar el corriente ejercicio, según publica Infobae.
De confirmarse ese pronóstico, el segundo Gobierno de Cristina Kirchner concluirá con un incremento de la deuda pública de poco más de u$s71.000 millones y de u$s105.000 millones desde que asumió la primera presidencia, un 73%, que determinará que el 42% del total del endeudamiento del sector público en su conjunto se generó bajo su administración.
En términos relativos la tasa de expansión del endeudamiento estaría lejos de inscribirse entre los más intensos en los últimos 40 años, donde se destacaron los desbordes del 33,6% acumulado por año bajo la presidencia de María Estela Martínez de Perón y 22% bajo los gobiernos de facto. Pero el 8,7% por año en este cuatrienio no sólo se aleja del mínimo de 5,5% de los cuatro años previos, luego de la baja a un ritmo de 5,2% bajo el mandato de Néstor Kirchner, aunque con la ayuda de la quita de u$s65.900 millones con el canje de deuda en default en 2005 que evitó que su ciclo concluyera con un aumento del pasivo del estado a razón de 4,2% por año.
Un factor clave de este proceso es la convicción de muchos gobernantes de que el anhelado estado del bienestar para el conjunto de la población sólo se puede alcanzar con la intervención creciente del estado, ante la supuesta incapacidad de los privados para poder crecer en un contexto de asfixiante presión tributaria, precios administrados y cepo a las importaciones y salida de capitales, como el que mantiene la economía argentina por más de tres años.
De ahí que, salvo raras excepciones, la serie de 40 años de la deuda pública muestra un sostenido “camino al cielo”, bajo todo tipo de gobierno: justicialista, de facto, radical, y ahora kirchnerista, aunque claramente se aceleró desde que se impuso el cepo cambiario, porque pese a la pérdida de vitalidad de la actividad productiva y comercial que afectó a la generación de recursos genuinos para el fisco, se intensificó el gasto público, donde el aumento de la nómina de personal se aceleró, se agravó la inflación y con ello la devaluación del peso. Y cuando eso ocurre, se elevan los compromisos financieros impagos.