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La sinergia granos-industria

El caso de Metrive: una empresa dedicada a los "pet foods" de la localidad bonaerense de Salto. Procesa 200.000 toneladas de granos y genera 130 puestos de trabajo directos.

El caso de Metrive: una empresa dedicada a los "pet foods" de la localidad bonaerense de Salto. Procesa 200.000 toneladas de granos y genera 130 puestos de trabajo directos.
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Por Infocampo

El partido de Salto, en la provincia de Buenos Aires, nos provee de excelentes ejemplos de lo que ocurre en materia de desarrollo cuando la industria se instala en la región para procesar las cosechas de los productores.

La semana pasada visitamos la planta de Metrive, una compañía que fabrica alimentos balanceados, que a comienzos de los 80 era una forrajería familiar y que hoy procesa 200.000 toneladas de granos y subproductos por año, aumentando geométricamente el valor de los mismos gracias a la industrialización.

La historia de la compañía arranca con la instalación de una pelleteadora, para proveer de alimentos a los productores avícolas y porcinos de la zona. Con el desarrollo de la soja en la región, en 1988 instalaron una desactivadora del poroto, un proceso utilizado para mejorar la calidad nutricional del producto.

Para 1993 compraron un lote en la intersección de las rutas 31 y 191, y ahí emplazaron un pequeño acopio, que servía tanto para almacenar el grano que consumía la planta como para dar servicio al productor.

La cosa andaba bien, y para 1998 aumentaron su capacidad de acopio en 45.000 toneladas.

Ahí es cuando dan el salto cualitativo, y del proceso de pelleteado pasan al de extrusado, lo cual implica una inversión más fuerte, pero al mismo tiempo les abre el mercado a productos de mayor valor, como los alimentos iniciadores para terneros, lechones y pollos parrilleros.

En 2000 comienzan el armado de la planta de producción de alimentos para mascotas, que quedó terminada en 2002, cuando el país se encontraba en una de sus peores crisis. Sin embargo, la salida de la convertibilidad fue lo que permitió el gran salto hacia el desarrollo como agroindustria.

Es que, hasta ese momento, había un mercado que mostraba un gran potencial, pero que era abastecido con producto importado: el de los alimentos para mascotas o pet foods.

Por un lado, a los abastecedores les resultaba más económico importar el producto terminado gracias a la sobrevaluación del peso. Por el otro, un mercado interno deprimido acotaba el volumen del negocio.

Con la devaluación, los términos se invirtieron por completo. Los consumidores, con mejor capacidad de sus salarios, comenzaron a disparar el consumo, y resultaba más económico fabricar el producto localmente que importarlo.

Esta ola es la que agarra de pleno Metrive, y que le permite llegar a lo que es hoy: una de las líderes entre las compañías nacionales de pet food.La compañía demanda anualmente un volumen de grano que equivale a la producción de la mitad de la superficie agrícola del partido de Salto.

¿Le modifica en algo la vida al productor esto? ‘Venderle a la industria le genera ventajas, como menos descuentos comerciales y el hecho de que no haya comisiones’, comenta Salvatori.Incluso la compañía hizo un acuerdo con Víctor Tobin, un genetista especializado en sorgo y radicado en Salto, para que los productores que siembren sus materiales puedan venderle la producción a Metrive.

‘Le aseguramos un mercado para su grano, que en el caso de sorgo es muy importante, y así el productor que no puede hacer maíz, puede incluir una gramínea en la rotación’, comenta el titular de Metrive.

Por otra parte, esta industria se integra con el resto de las compañías locales. Por caso, le compra la harina de vísceras y el aceite de pollo a la planta que la avícola Soychú posee en Salto, al igual que subproductos que salen de la planta frigorífica que tiene La Anónima, así como el afrechillo de trigo proveniente de molinos de la zona, como los de Chacabuco, Chivilcoy o Rojas. Incluso los ‘fierros’ que se utilizan en la planta son en su gran mayoría de origen nacional, como los cernidores y cintas de transporte que les proveyó Fabrimac, una metalmecánica de Rojas.

En el ínterin, Metrive genera 130 puestos de trabajo directos, muchos de los cuales son cubiertos por jóvenes con formación técnica que vuelcan las escuelas de Salto.El círculo virtuoso que se establece entre consumidores con mejor poder adquisitivo y una política que promueve la sustitución de importaciones se manifiesta bien en este caso.

En 2007 instalaron una planta de molienda de oleaginosas por el método de extrusión, lo cual les permite autoabastecerse de expeller de soja, la parte proteica del poroto con un mayor contenido de aceite que el pellet y base de sus productos.

La paradoja es que antes le compraban el pellet a los grandes crushers de Rosario, y hoy no sólo que ya no le compran sino que además les venden el aceite desgomado que les queda como subproducto del crushing.

Por otra parte, la aceitera funciona con equipos de fabricación nacional, entre otros provistos por Allocco, con una capacidad de procesamiento de 120 toneladas diarias, y está todo listo para una eventual duplicación de ese volumen.

Es que el mercado de alimentos para mascotas muestra una vitalidad digna de destacar. Se estima que todavía sólo el 50% consume pet foods, y la demanda ha aumentado incluso en este complejo 2009. Sin dudas, una buena noticia para la economía del interior, que apuntala su desarrollo sobre la base de la transformación de las materias primas del campo.

El mercado de alimentos para mascotas o pet foods es sumamente competitivo.El principal segmento lo constituyen los perros, cuyo consumo se estima en una relación 9:1 con el de los gatos. La demanda explotó en los últimos diez años, de la mano del cambio en el hábito de crianza de los animales y la creciente sofisticación de genética de las mascotas.

En el rubro alimentos operan grandes compañías multinacionales, como Nestlé, dueña de Purina, que maneja las marcas Dog Chow y ProPlan, entre otras. También aparecen jugadores globales como Royal Canin y Eukanuba, de Procter & Gambler.

También permitió el surgimiento de compañías nacionales como Molinos Chacabuco, que opera bajo la marca Raza y Metrive con Sabrositos. Pero también participa la Asociación de Cooperativas Argentinas o molinos harineros como Tassara, con la marca Colono.

Lo más interesante es que se estima que el mercado está lejos de saturarse: sólo el 50% de las mascotas es alimentada con estos balanceados.

Javier Preciado Patiño

(artículo publicado en la edición de hoy del Semanario Infocampo)

 

 

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