Posiblemente para el ciudadano de a pie, el nombre Rabobank no le diga demasiado en comparación con otras instituciones bancarias de mayor presencia mediática.
Sin embargo, en el mundo de los agronegocios este banco es una referencia obligada, lo que abarca a las grandes compañías argentinas agroindustriales.
En plena crisis post devaluatoria, en junio de 2002, la Aceitera General Deheza fue una de las primeras en volver al crédito internacional, mediante un acuerdo por u$s60 millones rubricados con la Corporación Financiera Internacional (Banco Mundial), de los cuales la mitad vino del Rabobank.
Al año siguiente, compañías como Molinos Río de la Plata y Vicentín accedieron a prefinanciación de exportaciones por montos similares, también con la participación del Rabo, como se lo conoce en la jerga del mercado.
Anteriormente, habían sido firmas como SanCor, Sagemuller o la citrícola San Miguel las que habían accedido al dinero que mueve este banco. El Rabo es un banco holandés, originado en el sistema cooperativo rural de ese país.
En la actualidad opera en 43 países, posee más de 56.000 empleados y tuvo ingresos en 2006 por 10.049 millones de euros.
En ese año, sus activos mundiales rondaban los 556.000 millones de euros, de los cuales 324.000 eran créditos. De ese total, el 68% estaba originado en el mercado holandés (mayormente minorista), mientras que otro 23% venía del segmento mayorista e internacional.
Del total de créditos otorgados en 2006, 52.500 millones de euros, es decir el 16%, correspondía al sector de agronegocios y agricultura, tanto del mercado holandés como del internacional. En este sentido la compañía manifiesta abiertamente su interés por este segmento.
“Rabobank trabajará duro este año para alcanzar su ambición de convertirse en el banco más grande en alimentos y agricultura. Adicionalmente, buscamos liderar inversiones en las varias formas de energía renovable”, sostiene el banco en su comunicación institucional.
Para junio de 2007, los préstamos al agro se habían expandido a 56.000 millones de euros, de los cuales unos 13.400 millones estaban volcados al agronegocio internacional.
En la Argentina, el Rabo opera con el liderazgo de Jorge Correa Vigliani, un ingeniero industrial, que formalmente preside el directorio de Rabo Trading Argentina SA.
Uno de los históricos de la compañía localmente ha sido Alejandro Reca, hijo del ex secretario de Agricultura de Alfonsín, Lucio Reca, que se unió a la compañía en 1997, pasó en 2002 a la sede de Nueva York, para volver en abril de 2007 como coordinador de Fusiones y Adquisiciones para América Latina. Ahora es directivo de Adecoagro.
Si bien no hay información pública disponible sobre el volumen crediticio que el banco ha volcado en la Argentina, algunas fuentes externas lo estiman entre 500 y 700 millones de dólares.
Una característica que destacan es que poseen preferencia por operaciones de grandes volúmenes y grupos agroindustriales de origen local, dado que las multinacionales pueden prescindir el fondeo del banco. En cambio, no se conocen que operen directamente con el productor primario, a diferencia de lo que ocurre en Brasil.