La Federación de Sociedades Rurales de Río Negro comenzó a instrumentar una campaña para contrarrestar la estrategia oficial de comunicación. Se trata de una serie de anuncios en los cuales se intenta explicar que el productor ganadero es un eslabón más dentro del sector cárnico y que no tiene poder ni capacidad suficiente para intervenir en el precio minorista interno de la carne vacuna.
Por ejemplo: un anuncio muestra la imagen de un novillo y de un corte de asado en bandeja (como lo comercializan los supermercados). ‘Lo vendemos a 3,40 $/kg. Te lo venden a 16 $/kg. Sacá la cuenta’, indica, y luego añadir: ‘Para bajar el precio de la carne, a los ganaderos nos cortaron las exportaciones, nos sacaron el reintegro y nos cobran un impuesto a la Ganancia del 35%. Si tu billetera no se dio cuenta de nada, es porque algo se quedó en el camino’.
Otro aviso muestra un novillo y una góndola con cortes vacunos. ‘Nos lleva 3 años para criarlo. Les lleva 2 días para venderlo 500% más caro. Entre vos y nosotros, hay alguien que hace la diferencia’, indica.
La campaña de comunicación del gobierno nacional se sustenta en la necesidad de incrementar las retenciones a la soja (¿del girasol nadie se acuerda?) para promover la producción de carne bovina, leche y cereales.
Sin embargo, culpar a la soja por la falta de competitividad de la ganadería es por demás aventurado, dado que la actividad pecuaria viene experimentando más de dos años y medio de hostigamientos por parte de las políticas oficiales.
Desde fines de 2005 hasta el presente, el gobierno implementó las siguientes medidas: eliminación a los reintegros a la exportación y aumento de las retenciones (de 5% a 15%) a los productos cárnicos bovinos; aplicación de sucesivas restricciones al peso de faena; cierre total de las exportaciones de cortes bovinos; liberación del cierre, pero con la implementación de una cuota de exportación de 40.000 toneladas mensuales; intervención del Mercado de Liniers; presionar a frigoríficos ‘vía llamados telefónicos directos o anónimos’ para que no paguen más de determinado precio por la hacienda; imposición de precios máximos para determinados cortes a cadenas de supermercados; e implementación de la metodología de los ROE para restringir la salida de productos cárnicos.
Todo esto generó un perjuicio enorme en la renta del sector ganadero en general y en la de los criadores en particular (dado que este último es el eslabón más débil de toda la cadena cárnica).

