La crítica situación que vive el sector ganadero se agrava cada vez más en la Región Sur rionegrina. La falta de lluvias, la ceniza volcánica, una “tibia” ayuda del Estado y el paulatino aumento de las temperaturas ponen de rodillas a los 3.500 productores ovinos y caprinos, que no encuentran la manera de revertir esta realidad. Los productores califican a la crisis como “terminal” y reclaman una pronta ayuda del Estado para no desaparecer, según publicó el diario Río Negro.
Un exhaustivo informe elaborado por el Comité de Emergencia de Los Menucos, deja al desnudo el marcado proceso de quebranto que ha tenido el principal recurso económico de la zona. “Desde hace siete años venimos padeciendo una situación que nos va sumergiendo cada vez más. Hoy, si no hay una rápida intervención del Estado con medidas concretas, los productores ovinos vamos a terminar desapareciendo”, señalaron Rodolfo Lauriente, Cristian Abraham y Ángel Garrido, entre otros productores, integrantes del COEM de Los Menucos.
La desazón, la impotencia le van a ganando a las pocas esperanzas que aún tienen los campesinos. Es que sólo la lluvia en abundancia produciría un milagro.
Desde el 2007 los registros de lluvias han ido en franco descenso La presencia de nieve ha sido prácticamente nula. La falta de agua ha secado lagunas que hasta hace poco tiempo eran permanentes, arroyos, aguadas, vertientes y pozos de aguas. En muchos campos ya no hay agua ni para el consumo humano y las ovejas se mueren sin que los productores puedan hacer algo para evitarlo. El informe, elaborado con datos de los productores y de organismos oficiales vinculados a la ganadería da cuenta que desde el 2007 a la fecha las pérdidas promedian los 1.900.000.000 pesos. Esta cifra se traduce en la mortandad de 1.300.000 animales, 2.000.000 de corderos no logrados, 20.000.000 de kilos de lana no producidos y la pérdida de 11 puntos en el rinde de la fibra, lo que representa una pérdida muy significativa en el valor. La notoria merma de la cantidad de cabezas de ganado y migración de los campesinos a los centros poblados, ha dado paso al avance de las plagas como el zorro y el puma.
A ello hay que sumarle el efecto corrosivo que tiene la ceniza para la dentadura de los animales. “Hoy los casi 700.000 que quedan en pie están envejecidos. Se les ha gastado la dentadura y eso hace que no puedan alimentarse bien”, sostienen los ganaderos.
La crítica situación está forzando a los productores, que se han quedado prácticamente sin animales, a emigrar a los centros poblados en busca de mejores condiciones de vida.
