Las autoridades de Zhouku, en el centro de China, mantendrán su plan de evacuar miles de tumbas para convertir los terrenos en campos de cultivo o carreteras, pese a que las protestas ciudadanas habían conseguido supuestamente paralizar el proyecto, indicó hoy el “South China Morning Post”.
“Todavía estamos trasladando tumbas y, definitivamente, seguiremos haciéndolo”, dijo, sin revelar su identidad, un portavoz de la oficina encargada de las demoliciones citado por el diario.
Según el periódico hongkonés, más de dos millones de tumbas han sido demolidas en lo que va de año para reconvertir los terrenos, lo que motivó las quejas de los ciudadanos de Zhouku, enfurecidos ante la desconsideración oficial hacia sus ancestros.
El pasado viernes, el Ejecutivo revocó una cláusula que permitía las demoliciones “a la fuerza” tras una campaña popular que un grupo de estudiantes inició en internet, y que consiguió el apoyo de miles de personas de la provincia de Henan, a la que pertenece Zhouku.
La sepultura de los familiares es en China, sobre todo en las zonas rurales, una tradición sagrada que se ha convertido en un tema delicado ante la escasez de tierras en provincias densamente pobladas como Henan (con unos 100 millones de habitantes).
Para compensar por el daño infligido, el “Diario del Pueblo” aseguró el pasado mes que el gobierno local daría 1.000 yuanes (alrededor de 120 dólares) a cada familia afectada por la demolición de las tumbas, pero cinco vecinos de Zhoukou aseguraron al diario que todavía “no han recibido ningún dinero”.
Asimismo, los ciudadanos desmienten que las tumbas se hayan realojado en camposantos “públicos”, tal y como dice el gobierno, y aseguran que los restos han sido trasladados a “campos abiertos”.

