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Ante la suba del maíz, estrategias para reducir los costos de alimentación en granjas porcinas

Ante faltantes o subas de precios en el cereal, se pueden explorar alternativas como la cebada, que también pueden aportar proteína en la dieta. Asimismo, se debe cuidar el manejo eficiente de la granja.

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Por Infocampo

La caída en la cosecha de la campaña 2022/23 tendrá un impacto en los sistemas que combinan la producción porcina con la agricultura. En un contexto de faltante de materias primas, los productores exploran alternativas para que no se disparen los costos de alimentación.

Uno de los problemas más evidentes es la merma en cultivos como maíz, en donde las proyecciones privadas anticiparon un recorte en la producción cercano al 40%.

“Los productores tuvieron que anticipar las cosechas, otras directamente quedaron inutilizadas o terminó siendo destinada a la alimentación animal”, explicó Cintia Fracaroli, responsable del Área de desarrollo de productos de nutrición para cerdos de Provimi Cargill 

Y agregó: “Claramente esto también impactará en una suba de los precios”. 

En soja -un cultivo alcanzado por las medidas del Gobierno para estimular el ingreso de divisas, sostuvo que se destina a la exportación, situación que también en la industria de producción animal por la falta de harina de soja. 

CAMBIO DE HÁBITOS

Históricamente, tanto Argentina como Brasil suelen estar acostumbrados a una dieta patrón a base de harina de soja y maíz.

“Pero hay un poco más para descubrir, ya que el tipo de ingredientes posibles que existe es muy amplio para reemplazar y complementar fuentes de energía y proteína”, señaló Fracaroli.

De este modo, el desafío pasa por obtener formulaciones eficientes con las materias primas locales disponibles. Mientras el maíz aporta energía a la formulación, la soja es fuente proteica.

Si se registran faltantes, se debe buscar qué otras opciones existen en la zona de influencia de la granja o donde se concentra la producción, para determinar qué otro tipo de material existente puede reemplazarlos”, explicó. 

Un ejemplo posible es la cebada, con una industria de panificadores que bien puede tener desperdicios o partidas que no fueron seleccionadas. Otra fuente de búsqueda pueden ser insumos empleados en la industria de alimentación de mascotas, con opciones nutricionales con arvejas, harina de carne, sorgo y burlanda de maíz, que permiten el reemplazo de proteína.

“Cuando buscamos reducir el costo de alimentación, no se trata sólo de buscar materias primas alternativas, sino también de que el manejo de la granja sea lo más eficiente posible”, afirmó. Cuando los cerdos sufren estrés por frío o se enferman, la conversión alimenticia baja y eso se traduce  en alimento desperdiciado.

“Si se logra producir un lechón bueno y sano durante la recría, en las etapas siguientes se podrá espaciar el costo de los requerimientos que permiten alcanzar el potencial total del animal”, concluyó.

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