Paradojas de nuestro mundo: mientras Brasil instauró con éxito el programa Hambre Cero que logró reducir la desnutrición infantil en un 61 por ciento, según cifras oficiales, los habitantes del planeta desperdiciamos, destaca la Organizaciónde las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), hasta115 kilogramos al año de alimentos –aproximadamente 1.300 millones de toneladas al año–.
Este dato lo remarcó Carlos Casamiquela, presidente del INTA, en el marco del seminario latinoamericano Innovagro que se realizó en Buenos Aires: “El problema de la falta de alimento está relacionado con una deficiente distribución”.
“Se debe trabajar muy fuerte en toda la cadena –agregó Casamiquela– para, de esta manera, ajustar las pérdidas mediante la innovación, desde lo tecnológico y el trabajo de las instituciones como es el caso del INTA en la Argentina.”
De acuerdo con Gino Buzzetti, representante del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) de México, “Innovagro debe servirnos como un motor para la producción y la sostenibilidad que nos permita abordar la seguridad alimentaria junto con la red que forman 51 instituciones de 15 países”.
Buzzetti resaltó que uno de los principales problemas que enfrenta América Latina es “cómo incrementar la productividad de la agricultura mediante un uso sustentable de los recursos naturales: principalmente el agua y el suelo”.
En el marco de las presentaciones sobre casos éxitos, en Innovagro, Otavio Balsadi –coordinador de estudios y métodos de transferencia de tecnología de Embrapa, Brasil– se refirió al objetivo del Programa Hambre Cero, que permitió que más de 30 millones de brasileños salieran de la pobreza: “Garantizamos una alimentación saludable, suficiente y regular garantizando la inclusión y la superación de la miseria”.
El éxito del plan –aseguró Balsadi– está a la vista: “se logró reducir la desnutrición infantil en un 61% y la pobreza rural en un 15%, además de multiplicar por ocho el crédito para los pequeños agricultores, que estaban excluidos del sistema financiero”.
En coincidencia con la declaración de Roma sobre la Seguridad Alimentaria Mundial, Salomón Salcedo, representante de la FAO, aseguró que deben respaldarse políticas que tiendan a “una producción de alimentos sostenible, intensificada y diversificada, eficiente e inocua que luche contra los desperdicios y las pérdidas, pero que preserve los recursos naturales”.
En América Latina, quienes trabajan y producen los alimentos que más se consumen ( hortalizas, verduras, frutas, carne, leche y pescados, entre otras producciones tradicionales como quinua, lentejón y mandioca), son los agricultores familiares, quienes en esta región representan el 80% de los productores, que juegan un papel importante en las economía regionales.
Salcedo ponderó el rol del INTA y del Pro-Huerta por el aporte a la seguridad y a la soberanía alimentaría. Asimismo, destacó el trabajo que se realiza en Haití en materia de mejora para el acceso a los alimentos.