El contexto no es el mejor. La paulatina recuperación de los Estados Unidos y la Unión Europea luego de la crisis financiera de 2008 puso fin a la época dorada de las economías emergentes, cuando promediaban un crecimiento de 5 a 6% anual.
Esto enfrenta a América Latina a una posible reducción en los flujos de capitales externos. Si se suma la disminución en el precio de los commodities -especialmente de los metales industriales- y una eventual desaceleración china, el resultado será un crecimiento más bajo que el de 2013. Según el último informe semestral de la Oficina del Economista Jefe del Banco Mundial, “Flujos internacionales hacia América Latina: ¿Haciendo olas?”, en 2014 será de 2,3 por ciento.
“La disminución cíclica del crecimiento durante el período 2013-2014 se debe en buena parte a circunstancias mundiales que los tomadores de decisiones no pueden controlar. La pregunta es si esta disminución cíclica es un síntoma de una desaceleración más permanente en el crecimiento a largo plazo”, sostuvo Augusto de la Torre, economista Jefe del Banco Mundial para América Latina y el Caribe.

