En Uruguay en la década que va del año 2000 a 2011 se perdieron 12.225 explotaciones agropecuarias, el 21% del total que había a comienzos de siglo, según datos del Censo Agropecuario de ese país.
Pero el dato es que el 91% de las explotaciones perdidas son las de hasta 100 hectáreas. Es decir que quedaron en el camino 11.114 explotaciones.
La cosa no queda ahí. Tampoco sobrevivieron las explotaciones medianas de entre 100 y 1.000 hectáreas, ya que el 9% restante de las empresas que ya no existen componían ese segmento y totalizan 1.127 explotaciones.
Contrariamente las empresas que crecieron en número fueron las de mil hectáreas para arriba, donde se registró un incremento de 104 explotaciones y que ahora totalizan 4.138 empresas agropecuarias.
Según publicó El Enfiteuta, uno de los sectores más castigados según la Mesa de Enlace en la Argentina es el de la producción tambera. Las entidades, junto con Buzzi, ponen precisamente como ejemplo a los uruguayos.
Este lunes en diálogo con Jorge Lanata y Magdalena Ruíz Guiñazú, el presidente federado afirmó que “Uruguay crece” en la proliferación de tambos a diferencia de la Argentina donde “hay concentración” y “desaparición de productores”.
Sin embargo las propias estadísticas del gobierno uruguayo son suficientes para refutar las afirmaciones del dirigente de la FAA. Los datos censales del país hermano indican que una década se perdieron 1.639 tambos, nada menos que el 27% de los que existían en el año 2000. En ese lapso los tambos uruguayos pasaron de poco más de 6.000 a menos de 4.400.
El fenómeno de la concentración económica y productiva no es excluyente del campo, se da en casi todos los sectores de la economía y a escala global. Para los gobiernos el desafío está más en disminuir el impacto social de ese fenómeno antes que frenar un proceso mucho más complejo que una simple política agropecuaria.
