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Consejos para un acorrecta aplicación

Leandro Brambilla, de la Fundación ArgenInta, explicó que el primer paso previo a la pulverización es la elección correcta del producto. "Además de ser original, se debe comprobar que sea el que está registrado para ese uso", explicó.

Leandro Brambilla, de la Fundación ArgenInta, explicó que el primer paso previo a la pulverización es la elección correcta del producto. "Además de ser original, se debe comprobar que sea el que está registrado para ese uso", explicó.
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Por Infocampo

El segundo paso es el relacionado con la calidad de agua. En el caso de herbicidas, el profesional señaló que pueden desactivarse según el PH del agua. “No debe tener suspensiones inorgánicas, como limo y arcilla, y tampoco suspensiones orgánicas, que tapan las boquillas y aceleran su desgaste”, sostuvo.

El tercer punto está relacionado con el momento de aplicación. El producto deberá ser aplicado en el momento recomendado por el fabricante. Finalmente, se debe revisar la homogeneidad de distribución: “Los aspectos a cuidar son la regulación, verificación y mantenimiento de la pulverizadora”, manifestó.

Con respecto al momento de aplicación, un ítem importante es la elección de la boquilla, que se elige de acuerdo al tipo de aplicación y al producto usado.

“Se calcula el volumen necesario, de acuerdo al modo de acción del agroquímico que se utilizará. También se determina la cantidad y tamaño de gotas”, explicó Brambilla.

Para insecticida y fungicida, explicó que es recomendable el uso de boquillas de cono hueco, y para herbicidas, de cono plano. La elección de la boquilla y su aplicación determinan el tamaño de la gota.

En fungicidas de contacto, un menor tamaño de gota asegura mayor impacto sobre el objetivo. “Como desventaja, puede aumentar el porcentaje de deriva”, sostuvo. Una vez determinada la boquilla, de acuerdo al volumen y tamaño de la gota, se debe calibrar la pulverizadora.

El primer paso es tener en cuenta que la unidad se encuentre en condiciones. En esta instancia, todas las boquillas deben estar iguales, con el manómetro en funcionamiento: “La distribución, a lo largo del botalón, debe ser homogénea; la diferencia entre boquillas no debe ser de más del 15%”, detalló Brambilla.

Un porcentaje mayor indica que las boquillas se encuentran desgastadas. Brambilla explicó que la presión de aplicación depende del producto, pero se ubica en un promedio de 3 bar. “Dentro de los límites recomendados por el fabricante, se puede aumentar la presión para disminuir el tamaño de gota”, manifestó.

A mayor presión de aplicación, mayor gasto de combustible. Se debe manejar una presión media, cercana a 1,5 bar, y buscar una boquilla que se adapte al caudal necesario.

En cuanto a la velocidad para realizar la aplicación es recomendable efectuarla a 12 km/h: “Una mayor velocidad genera vórtices de aire, y la aplicación pierde calidad”, concluyó. Leandro Brambilla, de la Fundación ArgenInta, explicó que el primer paso previo a la pulverización es la elección correcta del producto. “Además de ser original, se debe comprobar que sea el que está registrado para ese uso”, explicó.

El segundo paso es el relacionado con la calidad de agua. En el caso de herbicidas, el profesional señaló que pueden desactivarse según el PH del agua. “No debe tener suspensiones inorgánicas, como limo y arcilla, y tampoco suspensiones orgánicas, que tapan las boquillas y aceleran su desgaste”, sostuvo.

El tercer punto está relacionado con el momento de aplicación. El producto deberá ser aplicado en el momento recomendado por el fabricante.

Finalmente, se debe revisar la homogeneidad de distribución: “Los aspectos a cuidar son la regulación, verificación y mantenimiento de la pulverizadora”, manifestó.

Con respecto al momento de aplicación, un ítem importante es la elección de la boquilla, que se elige de acuerdo al tipo de aplicación y al producto usado.

“Se calcula el volumen necesario, de acuerdo al modo de acción del agroquímico que se utilizará. También se determina la cantidad y tamaño de gotas”, explicó Brambilla.

Para insecticida y fungicida, explicó que es recomendable el uso de boquillas de cono hueco, y para herbicidas, de cono plano.

La elección de la boquilla y su aplicación determinan el tamaño de la gota. En fungicidas de contacto, un menor tamaño de gota asegura mayor impacto sobre el objetivo. “Como desventaja, puede aumentar el porcentaje de deriva”, sostuvo.

Una vez determinada la boquilla, de acuerdo al volumen y tamaño de la gota, se debe calibrar la pulverizadora.

El primer paso es tener en cuenta que la unidad se encuentre en condiciones. En esta instancia, todas las boquillas deben estar iguales, con el manómetro en funcionamiento: “La distribución, a lo largo del botalón, debe ser homogénea; la diferencia entre boquillas no debe ser de más del 15%”, detalló Brambilla.

Un porcentaje mayor indica que las boquillas se encuentran desgastadas. Brambilla explicó que la presión de aplicación depende del producto, pero se ubica en un promedio de 3 bar. “Dentro de los límites recomendados por el fabricante, se puede aumentar la presión para disminuir el tamaño de gota”, manifestó.

A mayor presión de aplicación, mayor gasto de combustible. Se debe manejar una presión media, cercana a 1,5 bar, y buscar una boquilla que se adapte al caudal necesario

En cuanto a la velocidad para realizar la aplicación es recomendable efectuarla a 12 km/h: “Una mayor velocidad genera vórtices de aire, y la aplicación pierde calidad”, concluyó.

 

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