Publicidad Cerrar X

“Debe haber políticas diferentes por escala y geografía”

Omar Príncipe, presidente de la FAA, asegura que el nuevo Gobierno debe aplicar políticas diferenciadas para los pequeños productores. Advierte que la Mesa de Enlace, como instrumento, no aportó los resultados esperados.

infocampo
Por Infocampo

La conducción de la Federación Agraria Argentina (FAA) sigue manteniendo históricamente su perfil: tener como presidente a un pequeño productor, la escala que la entidad gremial viene defendiendo desde sus inicios, en 1912.

Omar Príncipe asumió la conducción de la FAA el diciembre pasado. Al igual que su antecesor, Eduardo Buzzi, es un pequeño productor mixto. Trabaja 15 hectáreas propias y 65 que alquila a familiares en Villa Eloísa, en el sur de Santa Fe, donde realiza una explotación que incluye agricultura y ganadería. Al igual que Buzzi, también llegó a la presidencia luego de desarrollar una activa participación como secretario gremial de la institución.

“Tengo una pequeña chacra mixta, con una producción diversificada que incluye soja, trigo y producción de carne. También criaba cerdos, pero la actividad gremial hizo que la discontinuara. Comparto el trabajo con uno de sus hijos que me ayuda y así vamos manteniendo la actividad”, asegura el flamante presidente de la FAA en diálogo con La Voz del Campo.

– ¿Cómo se vincula a la FAA?

–Podemos decir que viene desde la cuna, forjada en mi familia. Mi abuelo fue federado y mi padre también al igual que la familia de mi madre, a través del movimiento cooperativo. En mi casa nunca se habló de política, porque mis padres no tenían un partido político que los identificara, algo que también heredé. Pero si había una activa participación en la FAA, a través de las reuniones locales en la filial y en Agricultores Federados Argentinos (AFA). En 1984, cuando el regreso de la democracia, refundamos el Centro de Juventud Agraria que había estado sin funcionar durante la dictadura; le pusimos en marcha y asumí como presidente del Centro que se llama 23 de Enero, en homenaje a esa fecha de 1974, cuando cinco dirigentes de la Cooperativa de Armstrong fueron asesinados por fuerzas paramilitares cuando asistían a una reunión a Córdoba. A partir de ese momento, seguí participando en la filial local, en AFA donde fui presidente del centro primario de esta entidad en Villa Eloísa y participando también en el concejo central de AFA. Durante la década de 1990, esta zona de Santa Fe tuvo una activa participación con cortes de ruta que protesta contra la política menemista, antes de la reelección. En ese momento inauguramos los piquetes. Después en 2008, durante la lucha contra la resolución 125, tuve una activa participación en el corte en el cruce de Armstrong, con presencia de casi 120 días en la ruta. A partir de ello, en 2009 me convoca Eduardo Buzzi para ser secretario gremial de la FAA, cargo que ejercí hasta el 2 de diciembre, cuando asumí como nuevo presidente de la FAA.

–Si usted tuviera que comparar, ¿qué fue peor para el campo, la década menemista o los 12 años del kirchnerismo?

–Ambas administraciones tienen denominadores comunes, quizá con ideologías y procedimientos distintos, pero en el fondo las dos tiene el mismo basamento fundado en un modelo de concentración. El menemismo con la convertibilidad fue una etapa en la que desaparecieron 100 mil productores, donde los pequeños productores se vieron expulsados de la actividad. Fue un proceso muy perjudicial para el sector. En el caso del kirchnerismo, si bien se fundamenta en otro discurso con una intervención del Estado, sigue favoreciendo a los mismos actores que en la década pasada. En el tema de los granos, por ejemplo, se sigue favoreciendo a las multinacionales exportadoras. El 88 por ciento de los embarques lo hacen cinco empresas trasnacionales, por lo que la matriz agropecuaria no cambió. En el menemismo se privatizaron empresas e incluso se intentó hacer lo mismo con el Banco Nación. Desde la FAA nos opusimos. En el reciente tractorazo que realizamos en Río Tercero volvimos a defender la banca pública para los pequeños productores. 

-¿La presencia del Estado en el comercio no fue positiva para el sector?

–Sucede que la intervención comercial que hizo este Gobierno en los últimos años fue para favorecer a estos grupos concentrados y así continuaron desapareciendo productores, que es lo más grave que estamos denunciando. Hemos perdido el potencial de producir y de exportar nuestros productos y presencia en los mercados. El trigo es un ejemplo contundente: producíamos 17 millones de toneladas y en la última campaña apenas 12 millones de toneladas, lo que no llevó a perder mercados tradicionales como Brasil. También pasa algo similar con la carne, un producto con el que ocupábamos el tercer lugar en las exportaciones mundiales y hoy ya no tenemos presencia. Estamos en el decimoprimero lugar; además de haber perdido casi 10 millones de cabezas bovinas, 120 frigoríficos y 15 mil puestos de trabajo en la industria. En el caso de la leche, la situación de estancamiento es notable. Mantenemos la misma producción que en 2003, pero con una concentración de menos productores, porque hay siete mil tambos menos que hace una década. Lo mismo con la producción de carne, en la que hay 8.800 ganaderos menos, también hay menos productores de trigo y de maíz. Se perdió el poder de diversificar la producción agropecuaria. Quizá en algún momento podamos recuperar los mercados internacionales, pero la gran pregunta es cómo hacemos para que los productores que se fueron del sistema puedan volver.

–¿Qué le van a solicitar al nuevo Gobierno?

–Al igual que en el resto de las políticas públicas, la que se fije para el sector debe ser a largo plazo, para traer previsibilidad a la producción. Hay países que lo hicieron, con estrategias a más de 10 años, con fomentos y objetivos claros y han tenido resultados. Hay que plantear un cambio en el modelo agropecuario en el que existan políticas públicas diferenciadas para los pequeños y medianos productores. Si hablamos de soberanía y seguridad alimentaria debemos pensar en la producción de alimentos en manos de los productores y no en manos de empresas concentradas. Tiene que haber además una reforma tributaria que incluya políticas diferenciadas para los pequeños y medianos productores; no puede tener el mismo régimen impositivo un productor que siembra trigo en el Chaco a 800 kilómetros del puerto o maneja 150 hectáreas, que un productor que lo hace en Casilda, por ejemplo, a 50 kilómetros del puerto, o tiene mil hectáreas en producción. Hay que tener políticas diferenciadas por escala y por geografía. Por eso hablamos de la segmentación de las retenciones; de un cambio en el mínimo no imponible del Impuesto a las Ganancias. También existen todas las economías regionales. La FAA tiene una gran representatividad entre estos productores regionales que hacen alimentos y que necesitan que se los incluya dentro de la cadena de valor en cada uno de los productos. Hemos denunciado en los últimos años la distorsión de precios entre lo que recibe el productor y lo que paga el consumidor por un determinado alimento. A comienzos de diciembre, en Mendoza, por ejemplo, productores de damascos regalaban ese fruto frente a la Legislatura provincial porque le pagan 1,20 pesos el kilo, cuando en una verdulería salen más de 20 pesos. Esto se traslada al resto de los alimentos que producen las economías regionales. El Estado cuando interviene lo hace para favorecer a algún eslabón de la cadena, pero está dejando de lado al que origina el alimento que son los productores. Por esos estamos pidiendo precios sostén para los productos y que eso ayude a que el consumidor no perciba semejante distorsión cuando paga por un producto, que en algunos casos llegó a superar 1.000%.

–En su primera reunión al frente del Consejo de la FAA, mencionó que 2015 puede ser un año de protesta. ¿Cómo percibe que se puedan desarrollar los últimos 12 meses de la actual gestión?

–Si hay algo que caracterizó a este Gobierno es no haber dado marcha atrás con sus políticas. Por lo tanto, no creemos que pueda llegar a existir algún cambio en el rumbo. Más allá de que siempre está la expectativa de que se pueda flexibilizar. Como entidad gremial siempre tenemos primero que denunciar lo que consideramos que está mal, protestar si no hay soluciones pero también tenemos que tener en cuenta que hay que gestionar y solicitar. El Gobierno no sólo debe escuchar a sus aplaudidores sino también a los que tienen una mirada crítica hacia su gestión. Para este año, la idea es instalar a través de la FAA la necesidad de implementar políticas públicas diferenciadas para los pequeños y medianos productores, si queremos sostener y desarrollar este tejido productivo. Por eso creemos que este Gobierno puede tomar aún decisiones al respecto, pero también buscamos instalar esta idea dentro de los candidatos a ocupar la presidencia a partir de diciembre próximo y asegurarle que no nos vamos a apartar de ese camino. Se los vamos a pedir a este Gobierno y también al que venga en 2016.

–¿Cómo evalúa el desempeño de la Mesa de Enlace?

–En los últimos meses no tuvo demasiado protagonismo. Hay que reconocerle a la Mesa de Enlace que, a pesar de estar integrada por entidades diferentes, con representaciones diferentes y con miradas diferentes para un mismo problema, tuvo la capacidad de tener unidad de acción frente a un gobierno que trata a todo el sector por igual. La FAA ha mantenido en los últimos años esta estrategia de tener alianzas, al igual que con la Mesa de Enlace, con diferentes asociaciones gremiales como la CGT o CTA; hemos adherido a sus protestas en defensa de los trabajadores. También con otras organizaciones campesinas, de agricultura familiar. Creemos que en este sentido tenemos una trayectoria de trabajar y de realizar alianzas con el resto de la sociedad y que es fundamental para encarar soluciones de fondo.

–¿Percibe que el modo de trabajo de la Mesa de Enlace está agotado?

– No sé si la palabra es agotada, pero no se ha encontrado a través de este instrumento las respuestas adecuadas. Y al Gobierno nacional le queda muy cómodo no responderle a los pedidos de la Mesa de Enlace. Por eso creemos, más allá de que la Mesa de Enlace se ganó el respeto de los productores, que la FAA debe tener una estrategia propia principal basada en hacer visible y resolver los problemas de los pequeños productores, y el sentido de acción gremial que tiene que tener como entidad. En eso tiene que gastar sus energías. A partir de allí, las alianzas que podamos realizar con otras organizaciones gremiales, movimientos de trabajadores, la Mesa de Enlace, tiene que ser pensando en el objetivo primario que son los pequeños y medianos productores. Es por eso que esta conducción va a poner su empeño y compromiso en representar esos intereses que sabemos que hay una gran necesidad. Esa es nuestra gran responsabilidad.

–Las entidades que conforman la Mesa de Enlace tuvieron como postura en los últimos años no reunirse con el Gobierno por separado, ahora, ¿si el Gobierno los convoca a una reunión, la FAA asistiría en forma individual?

–Al Banco Nación, por ejemplo, a partir de su determinación de no operar más con los productores que tengan existencia de soja al 1ª de enero, le hemos solicitado una audiencia a su presidente para tratar el tema. Consideramos que es una medida que afecta a los productores en un momento en el que necesitan más el financiamiento. Este pedido de audiencia salió desde el propio Concejo Central de la FAA.  En el caso de que el Gobierno nos convoque, aunque lo vemos poco probable, convocaríamos a un concejo directivo central y que todos los directivos de la entidad decidan qué medida adoptar. 

Seguí leyendo:

Temas relacionados: