Desde el 1° de julio, los productores australianos de trigo son libres de venderle su cereal a cualquier exportador.
Esto que es común en casi todos los mercados del mundo, no lo era así en ese país de Oceanía, donde hacía más de 60 años funcionaba un monopolio para el comercio exterior del cereal, denominado Australian Wheat Board.
Normalmente, el país produce 25 millones de toneladas, de las cuales 15 millones de toneladas tiene como destino el exterior.
Hasta el 30 de junio de este año, el tonelaje exportable tenía que ser entregados al AWB, o bien en venta spot (disponible) o bien participando de un pool que periódicamente distribuía entre los productores los dividendos de la operación comercial.
El sistema de monopolio del AWB, conocido como single desk, tuvo época dorada en la segunda mitad del siglo XX, cuando por ejemplo en la Argentina existía la Junta Nacional de Granos.
Pero los vientos de liberalización del comercio granario de los 90 los fueron barriendo de la escena, a excepción de los monopolios de Australia y Canadá, de los cuales ahora sólo sigue en carrera el segundo.
En el último ejercicio, el Australian Wheat Board facturó 4.672 millones de dólares australianos, o una cifra muy similar en dólares estadounidenses, ahora que la moneda americana se depreció. Pero la acción del AWB, que estaba en manos de los mismos productores agrícolas australianos, se había visto muy cuestionada en los últimos años, cuando se destapó el escándalo de las coimas pagadas al ex dictador de Irak, Saddam Hussein, para colocar el trigo australiano en ese mercado.
Ese hecho de corrupción, conocido tras el derrocamiento del régimen iraquí, llevó al gobierno liberal australiano de Howard a solicitar el fin del monopolio en 2006. Tan fuerte fue el suceso para la sociedad australiana, que el partido Laborista, actualmente en el poder, tomó el fin del AWB como promesa de campaña y ahora lo ha convertido en realidad.
La mayor presión contra el monopolio australiano vino desde los Estados Unidos, cuya industria del trigo siempre lo consideró un enemigo a vencer.
Incluso, tras la invasión a Irak, la cadena triguera estadounidense pujó por colocar su producto en ese país netamente deficitario y de esta manera desplazar al trigo australiano.
Poniéndole números al negocio triguero, los Estados Unidos son el primer proveedor mundial, con 27 millones de toneladas de saldo exportable para esta campaña 2008/09.
Tras él se ubican Canadá, la Unión Europea y Australia, con volúmenes en torno de los 15/16 millones de toneladas, y en quinto lugar Rusia, que con 12,5 millones de toneladas ya supera a la Argentina, cuyo saldo se reducirá a 9,5 millones de toneladas según las últimas proyecciones que realizó el Usda.
La información que llega de Australia indica que al AWB le resultará muy difícil sobrevivir en un mercado desregulado, frente a la presión de las grandes cerealeras internacionales.
Sin embargo, internamente había productores a favor del fin del monopolio, argumentando que los precios del trigo mejorarían si nuevos jugadores podían participar del negocio de la exportación.