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Hoy se celebra el Día Nacional del Caballo

La fecha recuerda la llegada de Aimé Félix Tschiffely a Nueva York, en una travesía que duró más de tres años y que tuvo de protagonistas a dos nobles e inolvidables equinos: Gato y Mancha.

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Por Infocampo

“Siempre he pensado que nada es mejor que viajar a caballo, pues el camino se compone de infinitas llegadas. Se llega a un cruce, a una flor, a un árbol, a la sombra de la nube sobre la arena del camino; se llega al arroyo, al tope de la sierra, a la piedra extraña. Pareciera que el camino va inventando sorpresas para goce del alma del viajero”. El 20 de septiembre se conmemora en nuestro país el Día Nacional del Caballo.

La fecha recuerda la llegada de Aimé Félix Tschiffely a Nueva York, en una travesía que duró más de tres años y que tuvo de protagonistas a dos nobles e inolvidables equinos: Gato y Mancha.
Este jinete suizo realizó un intenso itinerario por la geografía americana, en un recorrido que se prolongó desde abril de 1925 hasta septiembre de 1928 y que le permitió demostrar la resistencia de los caballos criollos.

Aquellos dos fieles equinos, Gato y Mancha, que hoy descansan en la estancia El Cardal junto a los restos del andariego profesor extranjero que los llevó por horizontes lejanos a la Argentina, son un símbolo de la entrega y la fidelidad del caballo a las causas nobles que hicieron historia.
 
En busca de la liberación
 
Pero este fantástico animal sufre, como muchos, el abuso humano y algunos trabajan hasta morir. En la actualidad, numerosas personas con voluntad y cariño se dedican a protegerlos del maltrato y los entregan a nuevas familias que los cuidan y los alejan del maltrato.

En ese solidario camino están los miembros de El Potrerito, que iniciaron hace años sus acciones tras contactarse con Alejandra García, miembro de Libera Asociación Animalista y Fundación Franz Weber.

En este día tan especial que recuerda la hazaña de Gato y Mancha, desde las mencionadas asociaciones dieron a conocer la lucha que llevan adelante con la finalidad de terminar con la Tracción a Sangre (TaS).
 
Basta de TaS
 
Alejandra García expresó en su nota lo siguiente: “Luego de un intenso trabajo conjunto de la Asociación Animalista Libera y Fundación Franz Weber, quienes llevan adelante la campaña Basta de TaS (Basta de “Tracción a Sangre”) en Argentina y resto de Latinoamérica, comenzamos a ver los frutos.

El mejor de ellos es la liberación de los primeros 28 caballos en la ciudad de Corrientes, donde el Gobierno ha puesto en marcha nuestro programa con nuestro asesoramiento personal. Y también estamos extendiendo la campaña al resto de Latinoamérica.

En la vasta extensión de Argentina, un país extremadamente variable en climas, geografías, hábitos, costumbres e idiosincrasias, nuestro lema de que “vamos lentos porque vamos lejos” nos motiva a trabajar de forma que tengamos que adaptarnos a cada una de las realidades locales.

Ciudades del norte, con clima selvático, del sur con climas patagónicos o las centrales donde todo se hace con mucha calma, son datos que influyen incluso en la tomas de decisiones políticas y legislativas. Leyes y ordenanzas y los pasos para sus respectivas tramitaciones cambian sustancialmente de una punta a la otra del país, por lo que estamos permanentemente haciendo un fuerte ejercicio de adaptación de nuestros métodos de trabajo así como de nuestras propuestas, para ajustarnos a los modos locales y así conseguir la máxima efectividad en esta campaña.

Es así que hoy podemos anunciar con mucha alegría que la ciudad de Corrientes, Argentina, ya ha comenzado a sustituir a los caballos de los carreros de la ciudad, concretándose la primera sustitución el pasado 12 de julio cuando se entregaron los primeros 28 motocarros”.

Una lucha que dio sus frutos. Para Alejandra García, la consigna pasa por “liberar a los caballos a través de dignificar a las personas”.

“El programa Basta de TaS trabaja para que se dignifique el trabajo de los carreros, familias de los sectores más humildes y necesitados de la sociedad Argentina; los caballos, que sufren unas vidas muy lejanas a su naturaleza, con falta de alimento, de atención veterinaria y trabajando en ese estado de debilidad durante largas jornadas a través del complicado tráfico de las ciudades, consiguen a través de esta dignidad laboral del carrero su propia libertad.

¿Qué pensarán estos caballos liberados de tan duro trabajo? ¿Cuánto les llevará reponerse de sus heridas físicas pero, por sobre todo, de las del alma? Estas preguntas, que obviamente no tienen respuesta, son las que nos conmueven y movilizan, ya que sin duda cada uno de ellos será inmensamente feliz. Y esta felicidad la anhelamos para todos aquellos caballos que aún son sometidos a una actividad en la que literalmente se dejan la vida; y es que los caballos de los carreros trabajan hasta morir”.

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