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La riqueza de la cáscara de la soja

A raíz de la demanda de una oleaginosa con mayor proteína se comenzó a descascarar las semillas antes de ser sometida al proceso de extracción de aceite. Como consecuencia, se obtuvo un rentable subproducto

A raíz de la demanda de una oleaginosa con mayor proteína se comenzó a descascarar las semillas antes de ser sometida al proceso de extracción de aceite. Como consecuencia, se obtuvo un rentable subproducto
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Por Infocampo

Hasta hace poco, en la Argentina se obtenían a partir de la soja básicamente dos elementos principales, aceite de soja, y pellet o harina de soja, o sea el remanente de la semilla una vez extraído el aceite.

El 80 % de las exportaciones del complejo de la soja lo es una vez industrializada la misma, es decir que sólo 7 millones de t de soja se exportaron este año en forma de poroto.

No obstante, a raíz del aumento del precio del petróleo se encarecieron los fletes marítimos, por lo cual los compradores del exterior comenzaron a demandar en forma masiva pellets de soja de alta proteína, para lo cual la soja debe ser previamente descascarada antes de ser sometida al proceso de extracción de aceite.

La cáscara de la soja es de composición fibrosa, 38 % de fibra, y sólo un 12% de proteína, contrariamente al resto de la semilla que contiene hasta un 47% de proteína una vez extraído el aceite.

A consecuencia de lo anterior, los grandes procesadores del complejo aceitero de la soja han empezado a generar un nuevo subproducto de la soja: la cáscara, que comenzó a ser elaborada primero tal cual, y luego se comenzó a elaborar en forma de pellet a través del prensado.

En la actualidad se calcula una exportación anual mínima de 18 M de toneladas de pellet de soja. Considerando que el peso de la cáscara que se puede extraer del total de la semilla es un 5 %, el tonelaje total a exportar se reduciría en 1.000.000 de t. Sin embargo, aumentaría su precio, dado el mayor valor del pellet de soja de alta proteína, con lo cual, a pesar de la reducción del volumen exportado en un 6 % y asumiendo un mayor valor unitario del pellet de alta proteína del orden del 10 %, igualmente se generaría un mayor valor de exportación del orden del 4 % expresado en dólares. Tomando el precio promedio FOB de la tonelada en el año 2003, 168 u$s, el aumento sería de 67 millones de dólares.

Pero los beneficios no terminan ahí, porque el INTA Rafaela determinó que la ración para vacas lecheras elaborada a partir de cáscara de soja es de menor costo que la elaborada a partir de pellet y/o poroto de soja, sin provocar descenso alguno en los niveles productivos del rodeo lechero. Este proceso se debe a la alta digestibilidad ruminal de la cáscara de soja en los vacunos.

Merece destacarse que de ese modo el pellet de cáscara de soja debería por razones de costo reemplazar al pellet y al poroto de soja en la ración de los vacunos de leche y de carne, con lo cual se incrementarían nuevamente los saldos exportables. De este modo se recuperan el 1.000.000 de toneladas de pellet de soja que se disminuirían por el proceso de descascarado de la soja, incrementándose en otros u$s67 millones las exportaciones del complejo sojero. Lo que daría un aumento total de las exportaciones del complejo sojero de u$s134 millones.

El beneficio macroeconómico que se produce al sustituir en la alimentación vacuna al pellet y al poroto de soja, sin que se menoscabe la producción lechera es de fácil cuantificación. Considerando que el costo del pellet de cáscara puesto en el punto de consumo, con flete incluido, es del orden del 35% del valor del pellet y/o del poroto de soja, el ahorro para el productor representa el equivalente al 65% del valor del pellet o sea del orden de los u$s 100 por tonelada. En resumen, otros u$s 100 millones que se reparten entre todos los productores de leche en forma de menores costos.

Ahora bien, este proceso de descascarado de la soja y elaboración del pellet de alta proteína va a ser un proceso gradual, que puede demorar 1 a 2 años, y quizás tampoco todas las empresas estén en condiciones de hacerlo por la inversión que significa descascarar y pelletear. A su vez, en los consumidores (productores de vacunos, porcinos, pollos parrilleros) deberán incorporar el nuevo subproducto, lo que requerirá su tiempo.

En síntesis, de los potenciales u$s134 millones de aumento de las exportaciones anuales, la mitad correspondería al aumento del valor unitario del pellet de soja a exportar, transformándolo de un pellet de proteína normal o baja proteína (42%), en otro de alta proteína (47 %) y otro tanto en función de la sustitución en la ración de los vacunos de leche y carne del pellet y poroto de soja por el pellet de cáscara. Todo ello sin mencionar la reducción en los costos de producción de los tambos y feed lots en nuestro país. ¡Viva la soja!

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