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Presentan un manual de buenas prácticas de conservación de suelo y agua en áreas de secano

Será en el marco del sexto Congreso de la Red Argentina de la Salinidad (VI RAS), que se llevará a cabo en la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires del 22 al 25 de julio.

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En el marco del sexto Congreso de la Red Argentina de la Salinidad (VI RAS), que se llevará a cabo en la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires del 22 al 25 de julio de 2019 bajo el lema “Los diferentes ambientes salinos y alcalinos. El análisis de su desafío en diferentes escalas de percepción”, habrá una sección dedicada a la presentación de dos libros de reciente edición: “Suelos afectados por sales con énfasis en la República Argentina” y “Manual de buenas prácticas de conservación del suelo y del agua. En áreas de secano”.

Buenas prácticas

El manual describe 214 prácticas reunidas en ocho grupos según su distribución en el territorio y/o importancia estratégica, sobre la base de los ejes temáticos del Congreso: i) Ambientes salinos y alcalinos en zonas húmedas y subhúmedas, y ii) Ambientes salinos en zonas áridas y semiáridas. Durante el evento, se expondrán las prácticas que hacen al “Control de salinidad y sodicidad”.

En la Argentina solamente en las regiones húmeda, subhúmeda y semiárida se estima que existen alrededor de 17 millones de hectáreas de suelos afectados por procesos de salinización y sodificación. Entre las regiones más afectadas se pueden mencionar el chaco semiárido, los bajos submeridionales (norte de Santa Fe), la zona deprimida de la cuenca del Salado (centro y este bonaerense), el noroeste de la provincia de Buenos Aires y el sudeste y sudoeste de Córdoba.

Los precios elevados de los productos agrícolas y las condiciones favorables de los últimos años, impulsaron la intensificación de la agricultura sobre los mejores suelos y la expansión sobre los de menor aptitud de la mano de las nuevas tecnologías conocidas. Una consecuencia de la situación consignada es la atención que concitan actualmente los suelos afectados por sales y sodio, y la posibilidad de su mejoramiento para un uso ganadero, principalmente.

cuadro

El creciente desarrollo e intensificación de los problemas de salinización y sodificación de los suelos, ligado a la oscilación de la profundidad de la napa freática, con aguas cargadas de sales y sodio, ha estado en parte asociado a la variabilidad climática (generalmente con lluvias superiores a la media histórica) y a la intensificación en las últimas décadas del uso agrícola de las tierras más altas circundantes a las afectadas, lo que a su vez ha alterado y afectado el balance y régimen hídrico de las zonas deprimidas, con incremento de los anegamientos que han provocado ascensos temporales o permanentes en los niveles freáticos. Esto ha permitido que las sales y sodio acumulados en las aguas freáticas, que no causaban problemas cuando estas se mantenían a mayores profundidades, se puedan mover junto con el agua capilar y acumularse en el suelo superficial afectando el desarrollo de las plantas.

El halomorfismo o salinidad de los suelos tiene efectos muy variables sobre la vegetación en función de la cantidad, persistencia y tipo de sales. Las sales tienen la propiedad de aumentar el potencial osmótico de los suelos con lo cual éstos retienen el agua, disminuyendo la utilizable por las plantas. Otro efecto desfavorable es la toxicidad específica y las carencias provocadas por el exceso de algunos elementos presentes en las sales solubles. Se han informado a nivel nacional, unas 300.000 has con aplicación de prácticas de manejo para controlar el halomorfismo. La mayoría están en las Provincia de Buenos Aires con 200.000 has mejoradas mediante el uso de especies forrajeras tolerantes y unas 100.000 has con manejo adecuado del pastoreo.

De las tecnologías disponibles para la rehabilitación de suelos y manejo de áreas anegadizas, existen algunas largamente probadas como el enyesado, y otras de aplicación local como los abonos orgánicos y la mejora biológica a través de siembra de especies tolerantes, como grama rhodes, agropiro y lotus.

Para evitar la llegada de las sales a la superficie del suelo, el manejo del pastoreo por ganado doméstico ofrece una amplia gama de prácticas interrelacionadas como el manejo de la carga animal, el apotreramiento, el otorgamiento de descansos periódicos y el pastoreo rotativo, a lo que se suma la mejora de la oferta y calidad forrajera mediante intersiembra, fertilización y promoción de especies.

Por otra parte, el manejo de los excesos hídricos superficiales, es abordado con estructuras hidráulicas rurales de sistematización de tierras (circuitos agrohidrológicos). En cambio, para drenar la zona radical saturada por ascenso freático, se aplican técnicas biológicas (forestación y rotación de cultivos) y drenes abiertos (canales) y cerrados (topo y tubo). La superficie total reportada bajo rehabilitación de suelos y manejo hídrico asciende a 410.000 has.

Las buenas prácticas de control de la salinidad y alcalinidad propuestas por los especialistas de las diferentes provincias señala claramente que existen tecnologías probadas en las regiones para producir de manera sustentable.

A pesar de los esfuerzos de investigadores y extensionistas, todavía hoy existe un grado muy bajo de adopción en el terreno (aproximadamente el 4 % de la superficie total afectada), pese a estar demostrada la eficacia para mejorar el manejo y conservación de suelos y aguas.

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