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La FAUBA ya no sólo hará academia, también hará política

Un frente formado por las agrupaciones FANA, La Mella y el Partido Obrero se impuso frente a la Línea de Agronomía Independiente por 51 a 44%. El porcentaje restante fue para La Cámpora, que ahora se hace llamar ATP.

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Por Infocampo

En la semana del 2 al 6 de septiembre, se celebraron las elecciones de Centro de Estudiantes y Consejo Directivo en las 13 facultades de la UBA. En la Facultad de Agronomía, la Línea de Agronomía Independiente perdió la mayoría del claustro estudiantil en el Consejo Directivo y, por segundo año consecutivo, la conducción del Centro de Estudiantes. El cambio en la conducción impactará en la vida institucional de esa casa de estudios. 

A diferencia de lo que ocurre en el resto de las facultades de la UBA e incluso en otras facultades de Agronomía, como las dependientes de la Universidad Nacional de Córdoba o la Universidad Nacional de la Plata, la política en la FAUBA siempre fue diferente al resto. En casi todas esas casas de altos estudios, la política de los claustros de estudiantes, graduados, docentes y no docentes se divide en tres expresiones políticas, una vinculada al radicalismo, otra al peronismo y la última a la izquierda. En cambio, la política de la FAUBA se diferenció de estos espacios y se caracterizó por su orientación apartidaria, donde primó la académica.

El ejemplo más claro de ello es que, durante muchos años, hubo sólo una lista de profesores donde confluían actores del peronismo, del radicalismo y hasta las expresiones más conservadoras. Desde la vuelta de la democracia al presente, las expresiones políticas de la FAUBA fueron apartidarias. Si bien existían ideologías entre los miembros de cada agrupación, en cada claustro, ninguna de las mayores fuerzas se caracterizó por ser la expresión de espacios partidarios y eso mantenía el desarrollo institucional de la FAUBA relativamente aislado de los vaivenes políticos que ocurrían fuera del cuadrilátero formado por las avenidas San Martín, Chorroarin, Constituyentes y Beiró.

En parte, este escenario poco permeable fue facilitado por los estudiantes que apoyaron por más de tres décadas a la única expresión política que se mantiene apartidaria, la Línea de Agronomía Independiente-LAI. Esta agrupación estudiantil, fundada en 1982 y sostenida, desde entonces, por diferentes camadas de estudiantes que se formaron en la FAUBA, se perpetuó como lo hacen los partidos vecinales, a los que la política nacional no atiende sus demandas y sólo los viene a buscar para engrosar sus adeptos partidarios.  

La LAI se enfocó en representar los intereses de los estudiantes, el método fue sencillo, que sólo integren la agrupación estudiantes de esa facultad y trabajen para facilitar su vida académica.  Contracursadas, fechas de finales, horarios para los que trabajan, viajes de estudios y jornadas de capacitación eran los temas que se discutían en el predio de la paternal. La LAI fue una facilitadora de la sana vida académica que tuvo la FAUBA, buscó que los alumnos de esa facultad se formen académicamente y no que se integren a las huestes de un movimiento.

Cumpliendo con el estatuto universitario, la FAUBA no se posicionaba ideológicamente. Cuando había paros masivos, los docentes acudían a dar clases de todas formas, ya que los estudiantes demandaban que los derechos a educarse no se superponían con los derechos a la huelga de los docentes. Cuando había paro de transporte en fechas de exámenes, las cátedras se organizaban para garantizar que las mesas permanecieran abiertas a aquel que pudiera llegar; cuando una clase se perdía, los docentes se orientaban a recuperarla. Aún en tiempos de salarios miserables y escasos financiamientos, los investigadores arbitraban los medios para poder continuar avanzando en la ciencia.  La academia siempre prevaleció por sobre la política. 

La llegada de estas expresiones partidarias al consejo directivo de la FAUBA y los intereses que acarrean por detrás, seguramente tendrán su influencia en la vida académica de la institución. No sólo por los intereses que representan, sino por las formas de gobierno y de construir poder que tienen. La independencia de claustros es otra de las características que comienzan a desvanecerse. Es de conocimiento popular que varios proyectos de extensión y buena parte los viajes se destinan a las actividades impulsadas por estas agrupaciones que construyen poder con cierto grupo de graduados y profesores. Legalmente realizable, institucionalmente cuestionable. 

Por otro lado, en las elecciones presidenciales de 2015, el entonces decano impulsó una juntada de firmas para sumar adhesiones a la campaña presidencial del candidato del Frente para la Victoria, y la misma fue reproducida entre los estudiantes por una de las agrupaciones que hoy llega al consejo y que ha construido poder de la mano de los profesores.  Años mas tarde, y ya habiendo dejado el decanato, el mismo actor apoyó la desvinculación de un convenio de investigación que él mismo había liderado durante los últimos tiempos, un convenio de años y años de desarrollo científico, dado de baja sólo porque era en predios de Benetton. 

Estos fenómenos pueden ser un claro ejemplo de la intromisión de los intereses partidarios personales en la vida académica de la FAUBA. Ahora, con el ascenso de estas expresiones radicalizadas que reivindican las ideas de la revolución rusa, la expropiación de tierras y la ocupación de las instituciones para instalar consignas partidarias, la institucionalidad de esa casa de estudios está ante un quiebre.

El FANA tiene vínculos con el Movimiento Nacional Campesino Indígena y el Movimiento Evita que conduce Emilio Pérsico. La Mella es parte del Movimiento Patria Grande que lidera Juan Grabois y el Partido Obrero, es el Partido Obrero. Con estos intereses en la mesa del consejo directivo de la FAUBA, su destino institucional es incierto, pero el camino es claro. La FAUBA ya no sólo hará academia, también hará política.