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Con las últimas lluvias, aceleraron las sembradoras de soja y maíz

En la oleaginosa, se implantó el 50,6% de las 16,7 millones de hectáreas proyectadas para la presente campaña. En maíz, el avance llegó a 42,6% de la superficie total

siembra soja cuenca del salado
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Por Infocampo

Las precipitaciones que se registraron en distintas regiones del mapa productivo nacional impulsaron la siembra de granos gruesos.

De acuerdo a la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA), la implantación de soja llegó al 50,6% de las 16,7 millones de hectáreas proyectadas para la campaña 2022/23.

La relevancia de las lluvias se advierte en que solo en la última semana, el progreso fue de 13,5 puntos, la mejor semana desde que se inició la implantación. Pese a eso, sigue a siendo la siembra más retrasada de la historia, con un atraso de 14,2 puntos en relación al año pasado.

PANORAMA AGRÍCOLA

Las labores de siembra registraron fluidez en el centro y norte cordobés y centro-este de Entre Ríos. En estas regiones, se esperan avances de importancia en el transcurso de los próximos días.

“De las 2,2 millones de hectáreas sembradas la última semana, más de un 38% de dicha superficie corresponde a cuadros de soja de segunda, concentrándose sobre ambos núcleos en sectores con humedad superficial disponible”, señalaron desde la bolsa porteña.

En este sentido, informaron que pese a algunas lluvias registradas el pasado viernes sobre el centro del área agrícola, las recargas de perfiles continúan siendo variables e insuficientes frente a la creciente demanda atmosférica y de temperaturas máximas.

MAÍZ

En maíz, la siembra destino grano comercial avanza a buen ritmo en las provincias de Córdoba, Buenos Aires y Santa Fe.

Tras relevar un progreso intersemanal de 9,9 %, el avance en las labores ya se ubica en 42,6 % de las 7,3 millones de hectáreas proyectadas para esta campaña. En relación al año pasado, la superficie implantada caerá en 400.000 hectáreas.

En las regiones centro-este de Entre Ríos y centro-norte de Santa Fe, las lluvias recompusieron el estado hídrico de los cuadros maiceros, pero no alcanzaron a evitar la baja en el potencial de rinde de los cultivos más adelantados que experimentaron estrés durante el período crítico.

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