El principal desafío económico que enfrentará el nuevo período de gobierno de Cristina Fernández de Kirchner será desactivar la salida de capitales (exacerbada en los últimos meses).Así lo indicó un informe de la consultora Ecolatina, dirigida por los economistas Marco Lavagna y Santiago Paz.
Entre diciembre de 2007 y septiembre del presente año se fugaron del sistema financiero argentino 68.000 millones de dólares. El dato es que sólo en el tercer trimestre de 2011 se fugaron 9000 millones de dólares.
“El fuerte ritmo al que crece la fuga de capitales refleja la creciente incertidumbre con respecto al devenir económico local y el deterioro del contexto internacional, elementos indispensables para la toma de decisiones de inversión”, señala el informe de Ecolatina.
En cuanto a los pilares del actual modelo, el resultado financiero pasó de un superávit de 1,1% del PBI en 2007 a un déficit estimado en 1,8% en 2011 (esta reversión del saldo se explica en gran parte por el fuerte incremento en los subsidios ya que éstos prácticamente se duplicaron en los últimos cuatro años: pasaron de 2,3% del PBI en 2007 a superar el 4% del producto este año).
Además, este año el excedente del saldo de Cuenta Corrientes será nulo, muy lejos del superávit alcanzado en 2007 (2,7% del PBI). Esto se debe, principalmente, al deterioro de la balanza comercial como consecuencia del déficit energético.
“El saldo de combustibles se redujo de un superávit de 2600 millones de dólares en los primeros nueve meses de 2007 a un rojo de 3100 millones entre enero y septiembre de 2011. El fuerte incremento de las importaciones de combustibles y el escaso dinamismo de las exportaciones en dicho rubro refleja una creciente brecha entre la demanda doméstica y su producción interna”, explicó el informe.
Al deterioro del saldo comercial se le suma la pérdida de competitividad externa del país ante el proceso de apreciación real del peso argentino. El tipo de cambio real bilateral (respecto del dólar) se redujo hasta niveles cercanos a los de fines de la “convertibilidad”. No obstante, todavía se mantiene cierto margen de competitividad al considerar el tipo de cambio multilateral debido a que las monedas de los principales socios comerciales de la Argentina –básicamente, Brasil– se encuentran apreciadas respecto del dólar.
“Por ello, la depreciación que registró el Real (moneda brasileña) en los últimos meses es una señal de alerta para la industria local. Sin embargo, es más alarmante el impacto que pueda tener la incipiente crisis internacional, sobre todo a través de una caída en la actividad económica en Brasil, dada la fuerte dependencia de la industria local en general y de la automotriz en particular”, alertó Ecolatina.
“Además, resulta preocupante la elevada y creciente dependencia de la soja y sus derivados en las exportaciones y, en menor medida, en los ingresos fiscales (las ventas del complejo sojero al exterior representan el 25% de las exportaciones totales y las retenciones 5% de la recaudación nacional). La evolución del precio internacional de la oleaginosa es un dato crucial para la economía argentina, por lo que inquietan los vaivenes de la cotización de la soja producto de la inestabilidad de los mercados financieros”, añadió.
Con un resultado de cuenta corriente nulo este año, la mayor demanda de divisas por parte del sector privado se produce a expensas del stock de reservas internacionales, que cayeron en más 4000 millones de dólares en lo que va del año. “Así, se debe diseñar un conjunto de señales que coordinen al sector privado a que forme sus expectativas de inflación y de devaluación en un rango sustancialmente menor al actual para incentivar el ahorro en moneda local. Más precisamente, en la esfera fiscal los lineamientos más importantes de esta estrategia deberían incluir la recuperación del superávit primario y la normalización de las fuentes de financiamiento del Tesoro”, apuntó Ecolatina.
“Si el gobierno consigue bajar las expectativas de depreciación del peso con un plan económico consistente, podría evitar un shock alcista de las tasas de interés como el que se observa en octubre. Al mismo tiempo, las subas salariales pactadas en paritarias deberían ubicarse un escalón por debajo de las de 2010/11 y contemplar las mejoras de productividad alcanzadas según la rama sectorial. Para ello será vital acotar las expectativas inflacionarias, cruciales a la hora de negociar incrementos de sueldo”, indicó el informe.