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Ante el interés mundial, la Facultad de Agronomía construyó el cepario de microalgas más grande del país

Estas especies tiene múltiples aplicaciones industriales y también como biorremediadores del ambiente, por ello va en aumento su demanda global.

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Por Infocampo

En los últimos años, las investigaciones en microalgas llamaron la atención mundial, principalmente, por el “boom” de los biocombustibles y por sus diversas aplicaciones en temáticas ambientales y biotecnológicas.

“Las microalgas son microorganismos fotosintéticos muy diversos y son los productores primarios principales en océanos y mares. Su diversidad genética supera en órdenes de magnitud a la de las plantas y aún se encuentra poco estudiada, lo que implica una gran plataforma para la innovación”, dice el doctor Agustín Rearte, quien empezó a trabajar en este tema en el año 2009, en el contexto de la Facultad de Agronomía (UBA). 

Ese mismo año, con el trabajo doctoral de Rearte, bajo la dirección de la Dra. Alicia Fabrizio de Iorio (profesora responsable de la Cátedra) y el Dr. Carlos Vélez de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, comenzó a formarse el primer laboratorio nacional de microalgas. 

Así, a lo largo de los años, se aislaron numerosas cepas de ambientes locales en la búsqueda de nuevas especies con potencial tecnológico, aplicado tanto a la remediación y tratamiento de aguas como a la producción de compuestos de interés.

“Un aspecto interesante es que pueden utilizar aguas y gases residuales como fuentes de nutrientes y de carbono respectivamente aportando a la economía circular; y además no requieren tierras fértiles para su cultivo”, explica Rearte. 

Según señaló el investigador, entre las aplicaciones más destacadas de las microalgas se reconocen suplementos dietarios, productos nutracéuticos, alimentos funcionales, alimento en acuicultura y producción animal.

Además también pueden aplicarse en la industria cosmética, medicina, para extractos con actividad biológica (antifúngica, antibacteriana), tratamiento de aguas residuales y fijación de carbono, bioestimulantes de crecimiento vegetal, biofertilizantes, biosorbentes, y como materia prima para la producción de biocombustibles y bioplásticos.

Este cepario formado ofrecerá diferentes servicios, como el mantenimiento y provisión de cepas de microalgas; aislamiento de especies en muestras específicas; purificación de cultivos contaminados; capacitaciones para el cultivo de microalgas y diseño de fotobiorreactores.

“Existe un creciente interés mundial en el desarrollo de tecnologías utilizando microalgas ubicando a la Facultad de Agronomía en un papel protagónico a nivel nacional en la temática”, alienta Rearte.