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¿Cómo está la productividad del agro argentino en relación a los países competidores?

Un estudio del IERAL de la Fundación Mediterránea muestra la evolución de los rendimientos por hectárea desde 1980 para seis producciones argentinas, y la compara con los principales países competidores.

Limones Los limones, la economía regional con mejores rindes, comparados con los principales países competidores.
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Por Infocampo

“La competitividad de la Argentina, muy deteriorada en el presente, será clave para sostener el escenario de salida de la crisis”, es el título del estudio que encabeza el último Informe de Coyuntura del Instituto de Estudios de la Realidad Argentina y Latinoamericana (IERAL) de la Fundación Mediterránea.

En el mismo, el economista Jorge Day realiza un pormenorizado y profundo análisis sobre los factores que llevan a que Argentina tenga una mayor o menor competitividad, y uno sobre los que pone la lupa es la productividad.

“La productividad en el país se estancó a partir de 2012, para comenzar a descender a posteriori. Una menor productividad deriva en la pérdida de capacidad de la economía para sostener mejoras salariales. Y también se traduce en la dificultad para ofrecer productos en el exterior a precios competitivos”, explica Day.

LA PRODUCTIVIDAD DEL AGRO: LUCES Y SOMBRAS

En este marco, el investigador subraya que una buena manera de analizar la productividad es en un plano sectorial. Y cita: “En economías regionales, por ejemplo, se puede medir con los rendimientos (toneladas por hectárea)”.

Lo que hizo Day entonces es tomar los últimos 40 años y evaluar la evolución de los rindes en seis producciones agropecuarias argentinas que tienen una importante inserción a nivel mundial –trigo, soja, limones, peras, uvas y aceitunas–, comparando estos datos además con algunos de los principales países competidores en esos rubros.

rinde por ha ieral

La conclusión a la que llega Day es que el deterioro de la productividad, sobre todo en los últimos años, es “compatible con la falta de inversión, la desorganización de la economía y pérdida de inserción internacional”.

“En cuanto a cultivos regionales, hay algunos que han mejorado sus rendimientos, especialmente los de la región pampeana y limones en el NOA. Otros casos, asociados a economías regionales, muestran competitividad en descenso”, añade el economista.

PRECIOS EN BAJA

Por otro lado, Day también menciona que otro factor que incide de manera significativa en la competitividad son los precios internacionales de los commodities, teniendo en cuenta que Argentina es uno de los principales exportadores de cereales y oleaginosas.

“En los últimos años, la Argentina ha perdido competitividad. En cierto sentido, hubo alguna compensación por los altos precios internacionales de commodities (cereales, oleaginosas, petróleo), pero esto no fue generalizado”, señala el estudio.

Y advierte que ahora hay tres factores que les ponen un techo a los precios, por lo que es difícil poder ganar competitividad por ese lado:

  1. El efecto guerra de Ucrania se ha estado diluyendo, por lo que los precios internacionales han aflojado.
  2. China, el gran comprador de commodities, viene desacelerando, aunque otros países compensan parcialmente ese fenómeno.
  3. El dólar en el mundo se ha fortalecido recientemente, lo que tiende a contener la evolución de los precios de las materias primas.

EL IMPACTO DE LAS RETENCIONES

En tanto, Day hace foco en un aspecto adicional que supone un problema para la competitividad: los derechos de exportación.

“A su vez, en el caso de la Argentina, están las retenciones. Hace poco tiempo han sido eliminadas para varios productos de economías regionales (recaudaban poco y distorsionaban mucho). Todavía quedan tareas pendientes en este sentido”, resume el investigador.

Asimismo, a la hora de evaluar los mayores costos en que deben incurrir los exportadores argentinos en relación a sus pares de otros lugares del mundo, el economista señala que los de logística, y los de abonos y fertilizantes (relevantes para el agro), vienen aumentando a un ritmo superior que los salarios.

“En el caso de los fertilizantes, por influencia de mayores precios internacionales, pero también por las restricciones para importar”, completa el estudio.

EL INFORME COMPLETO