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La Niña, los precios y los fertilizantes: una “alarma naranja” para la campaña 2022/23

Un análisis realizado por técnicos de la Bolsa de Comercio de Rosario muestra que hay una tormenta perfecta de vientos que están soplando en contra del trigo y también de los granos gruesos.

Favio Re
Por Favio
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La Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) realizó en su recinto de operaciones la jornada “Palpitando la Campaña Gruesa 2022/23 – Desafíos de la macro argentina”, liderada por técnicos de su equipo de Informaciones y Estudios Económicos.

El primero en disertar fue el líder de la Guía Estratégica para el Agro (GEA), Cristian Russo, y sus palabras fueron un resumen de lo que se escucharía a lo largo de todas las conferencias: “Tenemos muchas malas noticias”.

LA NIÑA

El primer dato negativo que mencionó Russo es que está prácticamente confirmada la llegada de una tercera Niña consecutiva, que estará al menos presente hasta diciembre; es decir, que impactará en la cosecha fina y comienzo de la siembra gruesa.

Vale mencionar que es la primera vez en 20 años que ocurren tres Niñas consecutivas y Russo deslizó que podría ser aún más grave que la de hace dos décadas.

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“Estamos confirmando la tercera Niña, que nos estará acompañando hasta fin de año. La duda es qué intensidad tendrá. Estamos comparando los datos con lo que pasó en el 2001, ahora parecería más grave y duraría hasta diciembre”, enfatizó.

EL TRIGO

Mientras tanto, Russo manifestó su preocupación por las malas condiciones hídricas en que se está desarrollando la siembra de trigo, y que podrían derivar no solo en bajos rindes de la superficie ya implantada, sino también en que se siga achicando el área proyectada.

Las estimaciones de la GEA indican que aún falta sembrar un 30% de la superficie intencionada y que hasta ahora se preveía un ajuste de 15% en la superficie, respecto al año pasado. Ahora, la preocupación es que esta caída podría elevarse hasta el 40%, lo que significa descontar más hectáreas de las 6,2 millones proyectadas para el presente ciclo.

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“Lo que vemos es que está nublado, pro no llueve. La sequía impacta en toda la Región Pampeana, incluyendo a Buenos Aires, donde es raro tener una campaña en la que afecte. O sea que ya estamos hablando de una sequía con mayúsculas, lo que despierta una alarma naranja, un problemón para el trigo”, sentenció Russo.

FERTILIZANTES

Otro de los temas críticos tanto para la campaña fina como para la gruesa, sobre todo para trigo y maíz, es el abastecimiento de fertilizantes, que está en riesgo por la escasez de dólares que sufre el país.

Según el economista de la BCR, Guido D’Angelo, entre julio y noviembre se importan el 60% de los fertilizantes que necesita Argentina en cada campaña, y si las empresas no pueden acceder al mercado de cambios, inevitablemente habrá un saldo negativo en la siembra y la cosecha.


En un comunicado difundido esta semana, Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) advirtió que esta situación podría derivar en una baja de la siembra de maíz.

En concreto, D’Angelo aseguró que si no se aplican los fertilizantes suficientes para potenciar los rindes, la producción agrícola corre el riesgo de perder unos U$S 2.100 millones.

PRECIOS INTERNACIONALES

El otro viento que venía soplando de cola y ahora se puso de frente es el de los precios internacionales, que tras bordear récords en junio, en los últimos días se desplomaron.

Estamos en una racha bajista muy importante, con bajas de entre 20% y 30% según los diferentes granos, que obedecen a una tormenta perfecta de factores”, sintetizó la economista Emilce Terré.

Entre ellos, se enumeran la mejora climática en varios países productores, la posibilidad de que se puedan sacar granos de Ucrania a través del Mar Negro, la suba de tasas en Estados Unidos que robusteció al dólar, y la caída del precio de petróleo que arrastra a los aceites vegetales.

LA BUENA: EL GASOIL

Bajo este panorama en general negativo, la buena noticia viene por el lado del gasoil: la lógica indica que los problemas de abastecimiento deberían solucionarse en los próximos meses.

D’Angelo remarcó que, tras haber tocado un mínimo en siete años en febrero, la producción de gasoil se viene recuperando, al punto de que en mayo marcó un récord.

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El problema es que la demanda creció más rápido y no alcanzaron tampoco las mayores importaciones. Un inconveniente aquí es que no se puede profundizar el esquema de compras al exterior porque no da la paridad de los precios internacionales con los internos: las petroleras, si quieren importar, tienen que hacerlo a pérdida, y por eso no lo hacen.

De todos modos, D’Angelo subrayó que es probable que la escasez no se sienta tanto en los próximos meses porque la demanda va a reducirse una vez que finalice la cosecha 2021/22, de la que solo queda levantarse gran parte del maíz.