Con el fin de aprovechar las tierras en desuso, el intendente de Mar del Plata, Carlos Arroyo, prometió, a través de un proyecto, realizar una huerta comunitaria, manifestando que “con esto se tiene que terminar el hambre”.
Desde un reconocido medio local informaron que, sin control ni presupuesto, seis meses después volvieron a estar llenas de basura y de pastizales.
Aseguran que la medida del gobierno municipal había sido una decisión unilateral de Arroyo y tanto desde la oposición como vecinos de la localidad, creen que la propuesta fue “más para la foto” que para concretar un proyecto real de producción comunitaria de alimentos.
Asimismo, indicaron que hay un dato elocuente de la desidia que se tuvo a la hora de planificar la política: el cartel que anunciaba la huerta vecinal en el barrio Las Heras, fue robado dos semanas después de que Arroyo inaugurara el proyecto.
La decisión de Arroyo había estado acompañado por referentes de iglesias evangélicas y representantes del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA).
Frente a este escenario, aseguran que el intendente había dejado en claro que consideraría una “falta grave” no cumplir con la orden de convertir a cada terreno baldío en una huerta.
“Quiero que Mar del Plata sea una gran huerta comunitaria, para que nuestra gente tenga alimentos, pero sobre todo para que nuestros jóvenes puedan tener acceso a un trabajo, a conocer la tierra y recuperar valores que se han perdido”, manifestó el intendente el día de la inauguración de la primera huerta en el barrio Las Heras.
En conclusión, los vecinos y vecinas del lugar, no solo creen que de esta manera se iba a poder terminar con el hambre, sino que consideran que “Arroyo se sacó la foto, habló de la huerta y dejó un baldío lleno de basura”.
El acto de inauguración de la huerta comunitaria
