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Cuidados en el tambo para no sufrir pérdidas en invierno

Cuando la falta de previsión es mucha, se puede incluso llegar a casos de subsiguiente infertilidad y hasta posible mortandad de ejemplares. Por eso la necesidad de llegar a los fríos invernales con la prevención adecuada.

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Por Claudio
Glauber

Médico Veterinario de la Dirección Nacional de Operaciones del Senasa cglauber@senasa.gob.ar

Las distintas épocas del año, como el invierno, por ejemplo, someten al tambo a ciertos desbalances en su plan sanitario. Una menor oferta forrajera o disminución en el nivel nutricional puede devenir en menos litros producidos o menor condición corporal. Cuando la falta de previsión es mucha, se puede incluso llegar a casos de subsiguiente infertilidad y hasta posible mortandad de ejemplares. Por eso la necesidad de llegar a los fríos invernales con la prevención adecuada.

En las vacas de tambo, el barro y las lluvias presagian patologías podales, afecciones del pie con origen multifactorial. La alimentación, el medio ambiente, la genética y el comportamiento de los animales, junto con el metabolismo alterado por algún desequilibrio nutricional, son algunos factores de riesgo preexistentes, como falta de mantenimiento y mal estado de los caminos sumado a caminatas extensas de las vacas. No matan al animal pero lo invalidan, causando pérdidas en su fertilidad y en su producción, incrementando los descartes y los tratamientos individuales y poblacionales, el descarte de leche, la pérdida de la condición corporal y la pérdida de tiempo del personal para atención de los animales afectados.

Es mayor su importancia cuanta mayor intensificación si el confort de las vacas no es el adecuado, generalmente, por algún desequilibrio nutricional e infeccioso, traumático o hereditario. Tienen una prevalencia del 4% al 30%, y el 90% de ellas se localizan en los miembros posteriores, y de ellos el
60%, 70% se ubica en los dedos laterales. Son escasas las lesiones en las manos, pero cuando existen tienen mayor gravedad que los miembros posteriores. La rápida detección y subsiguiente tratamiento reduce el efecto respecto de la baja de producción. Esto es, cuanto antes se diagnostique y resuelva, mejor.

En categorías jóvenes, los cuidados en la guachera son esenciales: proteger de vientos fríos, especialmente viento sur con terneras en estaca o corredera, detrás de rollos o capitas protectoras con las terneras vacunadas en el preparto contra respiratorias y diarreas. Previo a la salida a la recría, llamado período de adaptación, se debe desparasitar y aplicar un vitamínico mineral. Ya durante la recría, evitar pérdida de ganancia de peso diario (GPD) con el lote bien desparasitado. La recría es una categoría de riesgo, su protección adecuada garantiza salud productiva en la vaca adulta. La sanidad preventiva en esta etapa es una inversión para el futuro.

Cada región y sistema de producción para cada establecimiento requiere un programa sanitario adecuado. A pesar de ello, tareas obligatorias son generales, como aftosa, brucelosis, carbunclo, son legales, y otras opcionales, adecuadas a cada situación sanitaria. Por ejemplo, leptospirosis, cuya vacunación es recomendable desde la etapa de recría. También la triple clostridial o queratoconjuntivitis deberán adecuarse a cada plan sanitario.

Durante el invierno, las categorías jóvenes requieren un mantenimiento estricto del programa racional antiparasitario junto con suplementos vitamínico-minerales bioasimilables y ofrecidos mezclados con el alimento o inyectables de acuerdo a cada caso, lote o deficiencia mineral regional.

Los animales que ingresan desde otros establecimientos requieren control estricto sanitario. Vaquillonas que ingresan para reposición deben provenir de rodeos oficialmente libres de brucelosis y tuberculosis, con serología negativa a neosporosis y provistos de documentación oficial y actualizada del veterinario acreditado y responsable sanitario.

En vacas en lactancia no debe descuidarse el plan preventivo de mastitis y calidad de leche. Y en zonas de mucho frío, asegurar la ingesta de agua segura y fresca por parte de las vacas a la salida de cada ordeñe.

El control y prevención de enfermedades reproductivas en los tambos debe ser continuo y el complemento del laboratorio diagnóstico especializado debería ser partícipe esencial de todo programa vacunal y de prevención: vacunas estratégicas de IBR-DVB, leptospirosis y diagnósticos de brucelosis y neosporosis deben ser establecidos también en época invernal en la continuidad de respetar el plan sanitario correspondiente de cada establecimiento supervisado por un profesional veterinario.

La atención de los partos no debe descuidarse, respetar los tiempos y recordar el mantenimiento de la higiene y utensilios utilizados garantizan un post parto sano. Manejar la alimentación previa al parto, de forma tal que las vacas puedan parir en horas diurnas logrando mejor control, y ayuda solo cuando es necesario.

El bienestar animal y mantenimiento del confort adecuado a cada sistema de producción y escala se asocian a la sanidad para garantizar vacas sanas que producen leche cruda sana apta para el consumo, con la garantía de no ser vehículo de microorganismos que pueden afectar la salud de animales y consumidores. Los controles oficiales y el productor con su veterinario actuando en forma proactiva en la sanidad de los tambos son las bases para lograr productos de origen animal aptos para tod@s.