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Llegó un enjambre a mi casa, ¿qué puedo hacer?

En general, los enjambres tienen un comportamiento defensivo muy bajo o nulo y muchos apicultores los capturan sin elementos de protección (máscara, traje y guantes).

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Por Gerardo
Gennari

Investigador en Sanidad Apícola, Abejas Nativas y Polinización de cultivos del INTA Famaillá.

Es muy común ver en árboles o plantas, en construcciones, en viviendas o espacios públicos, en algún momento, la llegada de un cúmulo de abejas que realizan un sonido notorio. Menos frecuentemente aparecen en lugares más inesperados, como un séptimo piso en San Miguel de Tucumán, en la unidad exterior de un aire acondicionado, un caso por el que me consultaron recientemente.

El enjambre es el modo de multiplicación natural de las abejas: al completar con crías y reserva de alimentos el espacio del que dispone, la reina madre, con la colmena con gran población y caída del nivel proporcional de feromonas reales, deja herederas por nacer (celdas reales) y sale en vuelo con alrededor de la mitad de la población a encontrar otro sitio donde alojarse. A veces lo encuentran antes de salir y otras se ubican 2 ó 3 días en un lugar provisorio hasta que las exploradoras eligen el definitivo e informan al resto del enjambre, que retoma vuelo siguiendo a su reina.

En la apicultura se realizan diversos manejos como la multiplicación, el recambio de reinas anual y el agregado de alzas (cajones). Éstos, sumados a la selección de materiales genéticos, minimizan la enjambrazón, pero en ciertas condiciones o en colonias silvestres es totalmente normal.

En áreas rurales no llama mucho la atención, pero en zonas urbanas suele alarmar a la gente, sobre todo por no saber qué hacer.

En general, los enjambres tienen un comportamiento defensivo muy bajo o nulo y muchos apicultores los capturan sin elementos de protección (máscara, traje y guantes). Cuando las abejas aún no tienen construcciones para dejar los alimentos que transportan en sus buches melarios, sus vuelos son más “pesados” y se dificulta el movimiento para aguijonear, por la distensión del abdomen. También puede encontrarse algún enjambre con cierto grado de defensividad, por lo que se recomienda que intervenga alguien con noción del manejo de estos insectos.

El enjambre sigue a su reina, guiado por su olor o feromonas –secreción de los seres vivos a fin de provocar comportamientos específicos en otros individuos de su especie– y el cúmulo de abejas se forma donde ella se posa. Entonces, las obreras segregan también feromonas, a fin de ayudar a sus compañeras a ubicarse allí: elevan su abdomen sobre la cabeza, liberan secreción de las glándulas de Nasonov y la dispersan agitando sus alas.

La mayoría de las veces, al aparecer un enjambre en la ciudad se lo elimina por miedo o desconocimiento, si es que no se contacta a un apicultor que pueda recuperar las abejas. A veces se acude a los bomberos y, al desconocer los procedimientos de rescate de abejas, suelen eliminar la colonia. Cualquier rociado (agua, repelente de insectos, desodorante ambiental o insecticidas) aunque no sean defensivas, puede irritarlas, dado que se sentirán amenazadas.

No se recomienda tampoco encender fuego o papel. En apicultura se emplea un humo producido con un ahumador preparado para mezclarlo con aire (no hay una llama directa que afecte o moleste a las abejas).
Muchas veces solamente nos ven como un obstáculo al cual se acercan a reconocer. Hay que actuar con tranquilidad, dado que los movimientos a fin de espantarlas son más fácilmente percibidos por ellas que estando inmóvil. Por sus ojos compuestos, observan el mundo de modo semejante a un pixelado grueso. Por la longitud de onda de su espectro visual, identifican los colores azul, amarillo, blanco, los verdes como una escala de grises y el rojo lo ven igual al negro.

Si el enjambre se posa en un sitio que no es una cavidad es probable que se retire en 2 ó 3 días, al encontrar otro para edificar su colmena. Acercándose lentamente, se puede ver cómo algunas abejas caminan en círculos meneándose e indicando a sus compañeras a dónde encontraron alimentosAbeja INTA

Para capturar un enjambre en un lugar accesible muchas veces basta con acercar una cámara de cría para las abejas de 10 panales o un cajón de 4 ó 5 cuadros para la formación de núcleos de cría o multiplicación de colmenas. La elección del tamaño del contenedor depende del enjambre: se utilizan algunos panales labrados por las abejas o con cera estampada y se pone en contacto con la “bola” de abejas, sin la tapa. En general, entran solas y si la mayoría ingresó seguramente la reina esté adentro. Entonces se colocarán todos los panales y se tapará. Si ellas aceptan el cajón, se espera a la noche para tapar la entrada de la colmena y llevarla a su lugar definitivo.

 

Cuando no se puede poner el cajón en contacto con las abejas, se coloca bajo el enjambre y, si están en una rama, por ejemplo, se sacude enérgicamente para que caiga la mayor parte de las abejas y se cierra. Si la reina está adentro, el resto que quedó afuera buscará seguirla y entrará.

Otra técnica de apicultores experimentados es tomar a la reina e introducirla en la caja manualmente para inducir al resto a hacer lo mismo. Muchas veces los enjambres, por más que le demos una caja, se van, pero en general se establecen sin problemas.